La cosa no va de familia ni de materia. A la prima que me refiero en el titular de este artículo es a la que tú, Trujillo, o tú, Owona, os habéis embolsado cada vez que la UDA ha ganado en casa. Hasta ahí, todo genial. Lo que preocupa de la información desvelada por el compañero del Diario, Paco Gregorio, es precisamente eso: viendo la diferencia de rendimiento entre los partidos de dentro y fuera de casa, maquillada tras la última victoria en Oviedo, a uno le da que pensar. Ya hasta me pregunto si Alfonso ha virado y está primando también los triunfos a domicilio… En cuanto a la información en sí, tan comentada en los últimos días, otros dos apuntes: el primero es ese dato tan interesante de aquella cena de marras pagada con una prima sobrante. Desde entonces han ido cuesta abajo y sin frenos hasta el pasado fin de semana, casualidad o causalidad. Y el otro dato crucial que aporta el amigo Gregorio en su primicia es el agravio para con el filial en cuanto al cobro de primas. Crueldad, injusticia e inocencia mezclados en la coctelera. Y si molesta que se desvelen este tipo de asuntos, en vez de matar al mensajero, que los responsables procuren corregirse, digo yo. Sobre el partido ante el Lugo, con el agridulce recuerdo de hace medio año en tierras gallegas aún sobrevolando nuestras memorias, se antoja una posibilidad de volver a encadenar buenos resultados que permitan al equipo respirar de nuevo cogiendo aire y una situación más holgada en la tabla. Aún sin ser un rival tan peligroso como lo era el conjunto de Francisco, los lucenses siguen teniendo bazas en todas las líneas, desde Juan Carlos hasta Cristian Herrera, que parece volver a recuperar su olfato goleador, pasando por Iriome o el propio Azeez, que lucha por recobrar la titularidad. La UDA ya sabemos que también tiene sus armas. Y sus primas, que también lo son. Prepare el talonario, señor García.

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