Análisis

JOSÉ Mª MARTÍNEZ DE HARO

Escritor y periodista

Lo que puede empeorar, empeora

La Ministra de Turismo, Reyes Maroto, hace un llamamiento para hacer turismo a la isla de la Palma y disfrutar del espectáculo del volcán escupiendo fuego y lava. Un prodigio de mente esta Ministra capaz de asombrarnos con ideas tan originales. Tras exhibirse ante las cámaras de televisión con aquella "navaja plateada" en plena campaña electoral aterrorizada por la amenaza de un "cortaúñas" enviado por un enfermo mental, no teníamos noticia de ella hasta ahora. Ella solita imagina un atractivo en la pirotecnia volcánica sin mirar a los ojos a quienes están ante la mayor catástrofe que está arruinando sus vidas con la lentitud que avanza la lengua de lava. Casas, negocios, escuelas, edificios públicos, cosechas, tierras fértiles sepultadas por la escoria ardiendo. Ante el espectáculo dantesco, ella centra su mente en el turismo, ¡!qué gran invento de Fraga Iribarne¡!.

La ignorancia se puede curar viajando y leyendo, la necedad no tiene arreglo. Según el ranking mundial de inteligencia media España ocupa el puesto 28 de coeficiente intelectual entre todos los países del mundo con 97 puntos. No somos tan necios como alguien pudiera imaginar observando la cosa pública. Por ello no se entiende que los españoles acepten con naturalidad pagar un suelo a la necedad, con el rango de un ministerio. Misterios de la naturaleza humana. Las televisiones están ofreciendo en todas horas reportajes directos de la tragedia en La Palma cuya alarma aumenta por sucesivas erupciones explosivas. Ante la premura de esta información, se escapan otras noticias de primer nivel que merecen algún comentario. Por ejemplo, la alusión de los portavoces de Bildu en la negociación con el Gobierno para la aprobación de los Presupuestos Generales sobre el discurso del odio que se extiende en todas las capas sociales, singularmente politizadas, en referencia a un partido político que es la tercera fuerza parlamentaria en España.

Sin mencionarlo expresamente, parece obvio que se refieren a VOX.Y llegando más allá en la intención, los bilduetarras podrían preparar el ambiente para la imaginaria ilegalización de VOX. Placidez total para la izquierda separatista y social/ comunista que se enseñorea en el hemiciclo. Félix Bolaños, el Negociador, ha alquilado una sonrisa de sastre de provincias. Lo mismo vale para una promesa del AVE Lorca- Almería que para negociar con la marca blanca de ETA sobre el futuro de España previo blanqueamiento de crímenes atroces del terrorismo etarra. Solo así cabe comprender, no justificar, el silencio del Gobierno ante los homenajes a los asesinos que sin pausa y sin rubor están accediendo a beneficios penitenciarios. Cualquier sociedad civilizada se sustenta en el ordenamiento de la Ley sobre cualquier otra consideración política o religiosa.

El asesinato no puede justificarse en ninguna causa, esa es la base de la convivencia y el progreso. Sin embargo, algunas sociedades en Europa del siglo XXI parecen haber enfermado presas de un delirio nacionalista donde el asesinato, incluso de niños, merece honores, pancartas, arcos triunfales y discursos de exaltación. Tuve ocasión de asistir bajo bandera de la ONU al final de la guerra civil en Yugoslavia. Nos informaron de atrocidades en Mostar, Medyugore, Ybrenika, Sarajevo, Dubrovnick…. Los jóvenes universitarios españoles que nos acompañaban no lograron entender la naturaleza de aquellos crímenes entre vecinos y familiares. Los asesinos y genocidas eran aclamados como héroes por cada uno de los bandos. Algunos acabaron en el Tribunal Penal Internacional.

España se debate ante un futuro lleno de incógnitas, que clase de país puede construirse con estos materiales donde el sentimiento humanista ha desparecido y vejado ante una causa que exalta el crimen como instrumento para un objetivo destructivo y excluyente. Tal que una erupción volcánica de lava y destrucción la erupción nacionalista ha dejado durante siglos un rastro de muerte y destrucción.

Creyeron los vencedores de aquella guerra que asoló Europa y el mundo que por fin habían encerrado a los monstruos y los habían arrojado a las tinieblas. Setenta y cinco años después los herederos de aquella paz descubrimos que no fue así. Que en estos cruciales años de democracia el monstruo del nacionalismo vive y cobra fuerza en una vieja nación que parece agotada antes de comenzar la verdadera batalla. Ni las derechas, ni las izquierdas han sabido o han querido devolver el monstruo a las tinieblas. Conviven, acuerdan y pactan con el. Incluso festejan con amplia sonrisa de sastre de provincias los trocitos que día tras día se le ofrecen. Es imposible no imaginar lo más previsible, pero justamente lo más previsible es el objetivo de una izquierda sin causa entregada al festín del poder. El monstruo lo sabe y por ello siempre gana.

Y como espectáculo de teatrillo de feria está lo de Puigdemont. Su itinerante andadura a la espera que lo detengan. Con flequillo y sonrisa de bobo, está ganado una batalla después de haber sido sepultado en las cenizas de la lucha entre partidos separatistas. Puigdemont era un cadáver político perfectamente embalsamado. Su meticulosa aventura en Cerdeña le ha reavivado desde la sepultura mediática y ayer se le veia rodeado de cámaras de televisión pontificando sobre los derechos de euro parlamentario, la justicia, el estado español, etc. Y tiene parte de razón dentro de la sinrazón de su causa.

El magistrado Pablo Llarena planteó al Tribunal europeo ( TJUE) una cuestión prejudicial sobre la situación del prófugo en relación a la solicitud de España para su extradición y que fuera juzgado por el Tribunal Supremo. La cuestión es que no hubo respuesta de ese Tribunal y hasta tanto no se produzca su dictamen sobre este asunto, ningún país de la UE estaría en condiciones de extraditarlo a España.

Ya se conoce la posición al respecto de los jueces de Bélgica, y después de Alemania, ahora le corresponde a Italia. Los jueces de Cerdeña han estimado dejar en libertad a Puigdemont que podrá viajar sin ningún impedimento por todo el territorio italiano. Una verdadera maraña judicial que traslada muy mala opinión sobre la eficacia de una Justicia europea y asimismo devalúa la actuación del Tribunal Supremo.

Este sainete con ribetes de la picaresca política y legal viene a reavivar el limbo jurídico de los indultos que el Gobierno de España ha concedido a otros políticos condenados en sentencia firme. Es cierto que Puigdemont no ha sido juzgado, y por ello no ha sido condenado, pero cunde ya entre los separatistas que este Gobierno estaría dispuesto continuar la línea de "reencuentros" y en consecuencia, tras tantas peripecias y esfuerzos por hacer prevalecer el Estado de Derecho, lo previsible es que si acaso fuera condenado por el Tribunal Supremo, sería indultado por el Gobierno de España por aquello de la continuidad de la legislatura y la supervivencia en el poder.

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