Análisis

ramón gómez vivancos-garcía

Tres puntos a cara de perro

En primer lugar quiero mostrar mi desacuerdo con ciertas actitudes por parte de la gran mayoría de jugadores del fútbol actual. El partido ante el Málaga ha acabado con mi paciencia sobre el particular. No reconozco este juego que siempre fue de contacto permanente, robusto y duro, si se compite con la más sana intención. Por poner un ejemplo, en estos tiempos cualquier disputa aérea en la que exista el más mínimo roce es teatralizada y posteriormente malinterpretada por el colegiado de turno. Una leve fricción por encima del hombro ronda la tarjeta, como también los exagerados contactos entre los contendientes, incluyendo sus aparatosos gritos. El VAR debería intervenir también en algunas amonestaciones injustas y en la teatralización, porque una tarjeta es lo suficientemente importante en el transcurso del partido. El día que se sancionen las simulaciones, no se interpretarán estos melodramas. Todo ello se enmarca dentro del actual buenismo imperante, donde hasta un bonito caño o un espectacular sombrero a un contrario se toma como una humillación. ¡Hasta dónde se ha llegado! Desde luego, todos estos deberían de haber jugado frente a Benito, Migueli o contra el antiguo central de la AD Almería, Piñero. Qué pena, en lo que se está convertido el fútbol. La nueva victoria ante el Málaga fue realmente meritoria. Lo que mostró el conjunto de Pellicer en el Estadio Mediterráneo no fue fruto de un día inspirado, sino que viene siendo la tónica habitual en sus partidos como foráneo. Se pudo sentenciar al inicio, pero en los peores momentos de la segunda mitad se supo competir, al amparo del buen hacer de Fernando. Los porteros también juegan y si Makaridze salvó a los suyos en Alcorcón, ante el Málaga le tocó el turno, una vez más, a Fernando. De nuevo, Fran Villalba contó con la enésima oportunidad en esta temporada, pero el centrocampista no lo está haciendo bien. Por eso no entiendo el porqué de la confianza de Gomes en el centrocampista valenciano. Volvió a dejar una actuación gris, pese a su sencilla asistencia a Sadiq, y culminó su reguero de balones perdidos con el más trascendente, el que dio origen al tanto del empate malacitano. Por el contrario, Aketxe completó un gran encuentro, puede que su mejor actuación, como el mismo Gomes reconoció en rueda de prensa. Por primera vez en muchos partidos Morlanes no pudo hacerse dueño y señor de su parcela, mientras que Samú, ante el cariz físico y batallador impuesto por los de Pellicer, hizo la guerra por su cuenta saliendo en bastantes ocasiones victorioso en la mayoría de las batallas. Qué perla Samú, calidad y sacrificio a partes iguales. Hablando de calidad, la que atesora Ramazani y que no está pudiendo exhibir más a menudo debido a las escasas oportunidades que se le han brindado desde que salvó los muebles ante Sabadell y Rayo. No sé cuántos puntos se necesitarán para poder ascender de forma directa en esta temporada, se vislumbra que muchos, por ello me sigo acordando de la primera mitad que se tiró por la borda ante el Mallorca. Menos mal que frente al Espanyol jugarán los más brillantes, incluido Sadiq, que no vio su quinta amarilla, porque en esta campaña estos choques se presumen de vital importancia.

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