Tras compartir anteayer un tuit de Rubén Rozas en el que manifestaba su asombro ante la palabra 'robo' en el fútbol, un usuario de Twitter me preguntaba acerca del penalti más famoso de la historia de Segunda División, vivido también en la casa de Valle-Inclán que es el Mediterráneo. La pregunta sobre un un error de ese tipo sólo podrá ser contestadapor el linier de aquel día. Un linier que no lo pasó nada bien a partir de ese fallo por el linchamiento que sufrió, similar al de Ocón Arráiz anteayer. Algunas críticas incluso no son dignas del respeto al pasar ciertas límites. Analizando el libre indirecto tras el resbalón de Makaridze, si en algo en equivocó el colegiado riojano fue en validar el gol al no respetarse el metro de distancia reglamentario sobre la barrera, aunque alguno también con una venda en los ojos confunda metros con centímetros. Sin embargo, el libre indirecto está bien pitado. Fue un error que no se puede clasificar ni en actitud ni en aptitud, si bien Makaridze llega a golpear en dos ocasiones de manera consecutiva, por lo que Ocón Arráiz lo que hizo fue aplicar el reglamento (aunque no lo hiciese un minuto después con esa distancia de la barrera). La regla de juego número 16 es clara en ese aspecto y, a diferencia de otras, no deja espacio a la interpretación. Eso sí, habría que preguntarse si se pretende evolucionar cambiando algunas reglas, entre ellas la del saque de meta. Si el castigo está hecho para que no se pierda tiempo, entonces habría que afinar más porque la pena impuesta es desproporcionada por un resbalón. Pero eso no es competencia de Ocón Arráiz, que estaba pitando un encuentro de Segunda División y no un duelo de alevines. Qué pensarían quienes se echan las manos al cielo en caso de haber sido al revés...

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