Ya es domingo de ramos, el día mas esperado por los cofrades, es el día de la recobrada ilusión de ver cumplidos los anhelos, de ver con la ilusión de los más jóvenes la entrada de Jesús en Jerusalén, aunque en las horas previas el viernes de dolores sirve como preámbulo litúrgico al inicio de la Semana Santa y la salida de las primeras cofradías por sus barrios sin llegar al tramo oficial.

Un año en el que la túnicas y capirotes, quedaran guardados nuevamente en los armarios al igual que faja y costal o mantilla y rosarios ya que no habrá procesiones por calles y plazas, no escucharemos el murmullo de las gentes en los minutos previos a las salidas de las hermandades, nos veremos el ir y venir de nazarenos que con prestancia se dirigirán a los templos, no escucharemos el redoble de tambor o cornetas estruendosas que se silenciaran al escuchar oraciones y plegarias- saetas- que emanaran del sentimiento, no escucharemos la voz atemperada del capataz a sus costaleros, serán tardes impregnadas en olor a primavera, en olor azahares, en lagrimas que romperán por mejillas al visitar a los titulares de cada hermandad, que no podrá hacerse cofradía por su itinerario habitual.

No habrá por segundo año procesiones, no podremos ver mecidas sinuosas de los costaleros, no podremos sentir el crujir de trabajaderas o el semblante emocionado de aquel nazareno que debajo del antifaz, sus ojos lagrimean por la emoción y el recuerdo de aquellos que nos han dejado por culpa de esta situación. Pero el cofrade o hermano de cada hermandad lo ha asumido como buen cristiano y espera poder doblar la curva que con la inmunidad o la vacuna nos acerque a vislumbrar con la esperanza de un nuevo domingo de ramos - que sería un 10 de abril 2022-. Serán algo más de mil días sin ver los pasos en las calles, desde el domingo de resurrección del 2019 al domingo de ramos 2022, largo letargo que esperemos sirva para hacer más unido y comprometido el mundo de las hermandades de una religiosidad popular que tiene que tener su cordón umbilical con la parroquia, sede canóniga de dichas corporaciones de fieles.

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