El Cabo de Gata es recreado a través de una mirada sugerente de gran intensidad poética. La pintora almeriense Myriam Vela Blanca, 1970, describe las esencias del Parque Natural a través de su flora, del mudo testigo vegetal que vive sus horas de sol, sus esplendores de Primavera, los días otoñales de luz amable o los vientos del invierno gris. Esta imagen es pretexto superficial que esconde el fondo oculto de la obra propuesta. Subyace en su estructura el relato interno de sus paisajes, vistos más allá de la simple observación. En la idea soportada en su instalación, realiza un estudio sobre la flora endémica del Cabo, mediante el cual denuncia el peligro que acecha su preservación por la masificación, y el interés agrícola industrial, que amenaza sus límites. Sustenta estas ideas con una excelente habilidad técnica, que le permite mostrar su discurso expositivo.

Myriam Vela Blanca presenta un trabajo plástico de interés estético, pues logra transmitir la imagen del Cabo bajo el peso de un ambiente envolvente, mirado en los momentos donde la soledad es la única dueña del lugar, cuando es la hora de los duendes y genios que habitan en los pliegues de la luz, muy bien intuidos en cada una de sus piezas. Muchos han trabajado sobre la madera, pero la artista la fusiona en el ritmo íntimo de la composición, consiguiendo dotarla de pulso, el cual reproduce el susurro de la brisa que acaricia sus campos, el rumor de las olas, la placidez de sus silencios.

Mediante collages realizados con impresión fotográfica, pintura y elementos adheridos a las composiciones, logra recrear el misterio de la esencia del Cabo, eje sobre el que gira toda su producción plástica, trasladando al espectador la mirada limpia de quien vive inmerso en su entorno. Aporta esta pintora una forma original de abordar el paisaje, dotando a sus creaciones de un colorido contenido, cuasi melancólico, sabiendo ordenarlo de acuerdo a las peculiaridades de la tabla, sus vetas y nudos, los cuales incorpora con inteligencia en el conjunto de la escena mostrada. Incluso en algunas piezas, supera los límites del espacio enmarcado, proponiendo configuraciones espaciales que generan sensación de profundidad, dinamismo, sorpresa en su visualización. Esta autora conjuga, en el conjunto expuesto, las sensaciones que suscita el Parque Natural, organizando una estructura de suave sabor lírico.

Posee Myriam Vela Blanca una gran intuición compositiva, lo que le permite ofrecer obras de gran originalidad estética.

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