La NBA aún no conoce a su ganador. Los Raptors no consiguieron atar el anillo en la primera oportunidad que tuvieron en Toronto. Se les escapó a los de Nick Nurse en un partido que dio la vuelta al mundo. No por el resultado, que también de cierta manera, sí por la lesión de Kevin Durant. El alero llevaba más de un mes fuera del parqué y volvió como el Cid, a la salvación de unos Warriors contra las cuerdas. Había consenso para su reaparición, pero se dio el peor de los finales. El jugador cayó lesionado en una jugada con Serge Ibaka y se rompió el tendón de Aquiles. Una lesión, según los que la padecieron, que no es dolorosa en el momento, pero que tiene una compleja recuperación. Lo confirmaba entre lágrimas Bob Myers, presidente de operaciones de baloncesto de Golden State, para un Durant que ahora puede perderse la próxima temporada al completo.

Afecta a las Finales, Kerr no tendrá a uno de sus estiletes, pero también al futuro de la liga. En un verano donde hay un importante mercado de agentes libres y una ingente cantidad de dinero en muchas franquicias, la lesión de Durant, el pez gordo del mercado, puede cambiar el tablero de la NBA. Muchos eran los equipos que habían realizado múltiples movimientos en pro de convencer al jugador, uno de los pocos capaces de cambiar la inercia del lugar donde acabe. Ahora sin él, veremos cómo se recompone el panorama. Aun así quedan efectivos del calibre de Kyrie Irving, Anthony Davis o Marc Gasol, aunque el escenario ha cambiado bastante. Él tiene una opción de jugador para quedarse en los Warriors, que tendrían que pagarle algo más de 30 millones de euros mientras se recupera. Está por ver si alguna franquicia le puede ofrecer el máximo, unos 40 millones por campaña, a una estrella que afronta un duro periodo en la sombra.

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