Si hay algo que aquí en Almería no nos debe importar un pito es la gresca que hay montada desde hace tiempo entre los taxistas y las empresas VTC (Vehículos de Turismo con Conductor). Es más, es que los propios taxistas de Almería estarán más que ajenos a todo el conflicto que lleva de cabeza a sus compañeros de ciudades más cosmopolitas que la nuestra. Vamos, que Peseto Loco no les representa, porque no pueden estar más tranquilos. No he sido usuario de Uber ni de Cabify, así que no puedo opinar sobre las muchas virtudes y grandes bondades que seguramente atesoran, pero dudo que aquí tengan mercado, más allá de gente moderna y tiquismiquis a los que la vida le huele a ajo. Porque, con lo que cogemos el taxi el Almería, los servicios que ofrecen son más que suficientes. A mí con que no huelan a cuadra, ya me vale. Ahora, también es cierto que la falta de competencia por estos lares no quiere decir que tengan que seguir anclados al siglo XIX. Porque no cabe en ninguna cabeza que en un taxi, en el año 2019 de nuestro Señor, no se pueda pagar con tarjeta.

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