Análisis

txabi ferrero

El teatro de los horrores

El fútbol es pausa y aceleración y el Almería conjugó de la peor forma esos conceptos

El Almería-Girona, del domingo, fue el partido 355 en Liga de la UDA -uno se disputó en el Antonio Peroles de Roquetas por el mal estado del césped-, en el Estadio Juegos Mediterráneos desde su estreno en la 2004/05. Ha llovido poco, pero ya vamos por la decimoséptima campaña del alquiler. Estamos, por tanto, a solo una de la mayoría de edad. El Teatro de los sueños unionista ha albergado grandes gestas. El libro de oro se debe abrir por las páginas del 19 de mayo de 2007 y 22 de junio de 2013 con los ascensos a Primera. Las del 2 de febrero de 2008, con el 2-0 sobre el Real Madrid, y 2 de febrero de 2011, con la semifinal de Copa contra el Barça, ocupan también un lugar destacado. El gol del portero Aranzubia para el Deportivo el 20 de febrero de 2011, a la salida de un saque de esquina en el último minuto, y el 0-8 del 20 de noviembre de 2010 que le endosó el Barca de Guardiola al Almería de Lillo son cabeza de cartel del Teatro de los horrores. Y hete aquí que, cuando este periodista estaba persuadido de haberlo visto todo, la realidad, siempre obstinada, me ha contradicho. La bicha ha regresado bajo un formato diferente. No ha sido tan hiriente ni rivaliza con aquel varapalo, pero ha entrado con fuerza en la antología del disparate, esa crónica negra indeseada. Empatar contra diez le pasa a cualquier equipo. La gravedad aumenta contra nueve, pero no ver portería contra ocho entra en el terreno de lo imperdonable si esto no fuera un juego. Los de Gomes arroparon, dieron de comer y de beber al Girona como en la parábola del buen samaritano y presentaron su candidatura al Nobel de la Paz. Ocurre que esto es fútbol y el éxito se mide por goles y no por méritos. El fútbol es pausa y aceleración, y los Lazo, Sadiq y compañía conjugaron de la peor forma esos conceptos.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios