Desde la llegada de Turki al Almería, han sido dos temporadas haciendo una plantilla a golpe de talonario, con futbolistas muy bien pagados -alguno de ellos con sueldos que perfectamente podrían tener jugadores de Primera División- pero que no han dado la talla y así de claro hay que decirlo. No nos engañemos. Muchos jugadores, pero poco equipo.

De nada te vale tener una plantilla amplia si no se consigue hacer equipo. Ya lo vivimos en la primera temporada de Turki, en la que hubo un amplio desfile de entrenadores por la caseta del equipo rojiblanco. ¿Problema de entrenadores o problema de jugadores? Ustedes saquen sus propias conclusiones.

Y esta temporada, casi más de lo mismo. Plantilla amplia, con más de treinta unidades, y nada de nada. Tampoco se ha conseguido hacer equipo, y ni mucho menos, como trataban de hacernos creer los jugadores, el vestuario era una piña.

Ni juventud ni veteranía. El secreto está en ser capaces de hacer equipo. Sí, como suena, equipo y si este funciona, el objetivo del club estará más cerca. De nada te sirve, como se ha visto hasta ahora, traer muy buenos jugadores, si quien ha tenido esa responsabilidad no ha sido capaz de hacer un equipo.

Dicen que las comparaciones son odiosas, pero ahí están. ¿Se acuerdan ustedes de la plantilla que Roberto Olabe confeccionó para Unai Emery la temporada del ascenso a Primera División? Muchos de esos jugadores eran auténticos desconocidos, pero logró hacer una mezcla de jugadores jóvenes, con hambre y jugadores veteranos, pero todos comprometidos, muy comprometidos tanto con el club como con el entrenador, logrando hacer un gran equipo y un gran vestuario que al final dio sus frutos, sin ser tan amplio.