Puede ocurrir en cualquier instante, sin esperarlo. Nunca sabes si te pillará trabajando, comprando una barra de pan (sin gluten, en mi caso) o felicitando por su cumpleaños a una chica por redes sociales. El universo, aunque suele hacerlo, hay veces en las que no te manda ningún tipo de señal de lo que se avecina de forma inminente en tu vida. No te avisa. De repente crea un huracán que desordena tus planes previstos, que acaba con tu zona de confort y te despierta de un engañoso sueño que habías considerado como tu realidad más férrea durante varios años. Podría considerarse una hermosa casualidad, estar en el momento justo y en el lugar indicado para que se den las circunstancias perfectas que desencadenen ese punto de inflexión, a veces, muy necesario en nuestras trayectorias vitales. Simplemente pasa, porque por algún motivo tiene que pasar. Sin más. Siempre me ha gustado esa frase que dice que en el cambio está la evolución, porque es totalmente cierto, y hay veces en las que ese azar universal, el que se cuela en tu día a día sin ser esperado y te incita al cambio, te pone a prueba y te deja sobre el trampolín de las decisiones. Ese es el momento en el que se te otorga la oportunidad de cambiar las cosas en tu vida, siempre pensando que será para mejor, claro está, aunque nunca estemos exentos de correr algunos riesgos en estas situaciones. ¿Será un chapuzón placentero en una nueva experiencia vital o volveremos a caer sobre una piscina que tiene solamente dos dedos de agua? Es imposible saberlo hasta que no saltemos. Nos moldeamos como personas no solo por la herencia de nuestro ADN o cegados por el entorno cultural que nos haya tocado vivir, también por las decisiones que tomamos a lo largo de nuestro camino en este mundo, día tras día, a cada paso. Crecemos cuando son acertadas y más aún cuando son erróneas, porque en ese caso nos hacen aprender mucho más. La clave está en tomarlas sin miedo. Por lo pronto, yo he decidido comprarme unas zapatillas para empezar a correr mañana después de una década sin hacerlo.

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