Análisis

Carmen rubio soler

Tantas velas como pudiera encender

Estamos en un mundo de imágenes. Y los medios digitales son los mayores emisores de

estas. Las imágenes que observamos en nuestros dispositivos electrónicos, cariñosamente llamados "mi móvil", tienen siempre el mismo tamaño. En ocasiones nos muestran las creaciones en entornos falsos o ideales. Siempre tienen una iluminación artificial que emana de sí mismos. A veces nos muestran detalles, a veces varios detalles, a veces uno solo que percibimos como obra completa. Los artistas reciben críticas y halagos a esas imágenes, no a sus obras, pero influenciados por estas opiniones vuelven a sus estudios y trabajan en una nueva línea que busca impresionar en las redes, olvidando, o abandonando otros caminos que llevarían a otras obras, otras creaciones que no sobrevivirían en un mundo digital, o quizás sí.

Las redes nos han devuelto a los grandes, iba a decir a algunos grandes artistas, pero me doy cuenta de que ha debido de ser a todos, ya que al igual que yo he seleccionado las cuentas de los creadores que más me han interesado a lo largo de la Historia del Arte, y de los que crean hoy, supongo que en ese universo virtual estarán todos los demás.

Reflexionando sobre los procesos creativos de esos grandes pienso en la obra de Goya. Pintó numerosos cuadros de muy diferentes tamaños, con pocos elementos dentro del cuadro, retratos personales y otros colectivos, paisajes con grupos de figuras y desnudos.

Los plasmó en diferentes tamaños, cuadritos o grandes formatos de varios metros. Utilizó diversidad de técnicas como el grabado, el óleo, la encáustica o el fresco. Usó diferentes soportes desde el muro al papel. Y se iluminó con luz natural o, de noche, con tantas velas como podía encender a su alrededor. Sus obras se pintaron para verse directamente, percibiéndolas en toda su presencia, tamaño y detalle, y sin luz artificial. Superaron esa prueba muchos años después de su realización, la de la iluminación, el chivato de la luz que todo lo desvela. Y volvieron a pasar otra prueba más con la fotografía, cuando les modificaron el tamaño, las fragmentaron y repitieron, las interpretaron y las reinventaron. Hoy nuestros jóvenes conocen a Goya, en su mayoría, solo por representaciones digitales, casi todas en sus móviles. Y como a él a tantos otros.

Los artistas de hoy trabajan en otros estudios, tiene otros foros, viven otras pandemias. Luego sus creaciones superarán otras pruebas, comenzarán otras vidas, verán otras miradas. O no, o no las pasarán.

Cuando hablamos de Arte olvidamos demasiadas cosas. Queremos justificar intereses inmediatos y desarrollar manifiestos personales. Muchos en el Arte Contemporáneo olvidan que las obras tienen vocación de eternidad, que quieren contar su propia historia, que la contarán de hecho. Y que en ese proceso no se olvidarán de contar la nuestra. Que las miradas serán otras, que correrán por otras vías, por otras redes, que tendrán otros tiempos, y que todo esto serán pruebas que habrán que superar. Unas lo conseguirán, otras no. Pero espero que haya siempre alguien que reflexiones sobre cómo han sido los tiempos y los espacios en los que estas obras han surgido. De las de hoy, de las de esta pandemia, es muy probable que no se olviden.

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