Hay movimientos de calado en el baloncesto europeo. Pocas cosas movieron más los cimientos que la llegada de Nikola Mirotic, un fichaje donde directa o indirectamente Real Madrid y Barcelona, los dos clubes más grandes de España, están implicados. Por encima del tremendo nivel deportivo del balcánico, su vuelta representa algo más. Prefirió desandar sus pasos, muy importante aquí el aspecto familiar, que dar un paso más en la NBA, donde ya era un jugador consolidado de rotación. Pensando en él como deportista es una pena porque había demostrado tener nivel para jugar con los mejores. Ahora su desembarco en España deja un panorama más que interesante. Por lo pronto, pone al Barça como uno de los grandes favoritos a ganarlo todo. Porque los de Pesic también se reforzaron con piezas de máxima élite continental como Higgins especialmente o Davies. Capítulo aparte también el regreso de Álex Abrines, que representa otra de las historias de superación de las que aprender del deporte. Su testimonio público sobre cómo afrontó una etapa complicada en los Oklahoma City Thunder es absolutamente recomendable. Una plantilla de quilates, de 14 jugadores, que aspira a recuperar el paso perdido con los de Pablo Laso. Luego están el Fenerbahçe y el CSKA, que intentan recomponerse tras algunas salidas de peso. De Moscú salieron De Colo y Sergio Rodríguez. Dos de los pilares para Itoudis, que tendrá que rearmar al campeón de Europa. A Estambul llegó el francés, que no irá finalmente a la NBA y se pondrá en manos de Zeljko Obradovic. Una unión que apetece ver. ¿Cómo mejorará Zeljko a De Colo? Cuando menos, interesante. El canario se marcha a Milán, otro proyecto que debe dar un paso adelante sólo con su fichaje. Luego hay deseo de ver cómo compiten Baskonia y Valencia, los otros españoles, en una Euroliga que, como periodista y espectador, es una delicia baloncestística.