Necesitaría una semana, sin interrupciones ni descansos, para enumerar la de eventos a los que he tenido que dar cobertura desde que trabajo en un periódico y que carecían de alma. Redactores y fotógrafos cubrimos día sí y día también frías ruedas de prensa en las que ya casi ni se dejan hacer preguntas, entrevistas enlatadas y actos varios en los que, mientras pierdes la mañana, te preguntas como puede apasionarte tanto esta profesión a pesar de tener que soportar momentos soporíferos escuchando al político de turno. Este martes, casi por sorpresa, mi compañero Javier Alonso y yo nos vimos trabajando en Roquetas de Mar, sobre el césped del mítico campo Antonio Peroles, donde no volvía desde que el equipo roquetero, el CD, militaba en la Segunda División B, la categoría de bronce del fútbol español. Allí, en el que fue el nuevo (ya no tanto) feudo del equipo rojillo anteriormente citado, se presentaba el acuerdo de colaboración entre la Real Federación Española de Fútbol y MAAVi Foundation, como bien explico en la noticia que hay sobre este artículo de opinión. Estos actos son los que deben hacerse y promocionarse cada día, a los que da gusto asistir, aunque luego acabes trabajando con tu portátil desde el asiento de un coche en un aparcamiento solitario y oscuro en medio de la nada a las nueve de la noche. Uno se reconcilia con la profesión y con el Ser Humano cuando ve a gente valiente y con iniciativa que pone en marcha proyectos como este, de integración social en un Poniente almeriense donde hace mucha falta. Gracias a Félix García, CEO de Kimitec Group y presidente de la fundación que ha puesto en marcha al equipo MAAVi, y a decenas de técnicos y educadores, esto es posible en Roquetas de Mar. Ahora también con la ayuda de la RFEF. Estos son los actos para los que hay que convocar a la prensa, en los que hay más hechos reales que palabras. Que aprendan nuestros políticos. Desde ayer, ya #yosoydelMAAVi...

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