A Son de Mar

Inmaculada Urán / Javier FornieLes

AECC: NUEVA PRESIDENTA

A Magdalena Cantero la avalan su experiencia profesional y sus cualidades personales

El funcionamiento de nuestro propio cuerpo resulta, quizás, tan complejo y tan desconocido como el de los astros en el espacio. Por eso llevamos décadas investigando y tratando de conocer cómo se desarrolla el cáncer sin conseguirlo. Aprendemos a diagnosticarlo, a reducirlo, a extirparlo, es cierto, pero la pelea sigue viva porque no captamos aún la complicación de unos procesos genéticos y bioquímicos, que se activan e interactúan en silencio durante años. Al fin y al cabo, luchamos contra nuestras propias células, las más fuertes y eficaces, y a cada paso que damos para ampliar nuestras perspectivas de vida aumentamos, a su vez, la posibilidad de sufrir esta enfermedad.

En esta pelea incansable intervienen la clínica, la investigación y, en las últimas décadas, también las asociaciones. La Asociación Española Contra el Cáncer lleva ya casi 70 años dedicados a buscar fondos, a anular los estigmas sociales o a dar soporte a los afectados. Y conviene recordar que uno de los grandes avances en medicina ha consistido en destacar la necesidad de prevenir y en reconocer la importancia de la comunicación para dar autoestima a los pacientes y para potenciar su colaboración activa.

En estos días de agosto íbamos a llamar a Magdalena Cantero para desearle un buen verano tras un año que imaginamos ha sido especialmente duro -aunque todo haya ido bien- por su trabajo como directora de una residencia de mayores. Y queríamos, además, saber algo de su experiencia en la universidad tras dejar el Consejo Social. Pero justo nos enteramos de que la AECC la ha nombrado presidenta en Almería.

No podían haber elegido mejor para llevar su voz. A Magdalena Cantero la avala su experiencia profesional en la Delegación de Igualdad y Bienestar, su conocimiento de las asociaciones o sus diplomas universitarios precisamente en Comunicación. Pero por encima de lo que indique cualquier curriculum, advertimos en ella una serie de virtudes que la convierten en una persona muy especial. La sinceridad, el optimismo razonado, la empatía, la preparación, la capacidad de trabajo y la tenacidad para reclamar aquello que le parece justo y sensato son cualidades que se reconocen en seguida en la nueva presidenta de la Asociación.

Su nombramiento es, sin duda, una mala noticia para esas células enloquecidas que nos amargan en parte la vida y una muy buena noticia para todos.

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