Abstencionistas

Lo garrafal es que, si no fueron, si no los convenciste, encima les enfades

La primera forma de la esperanza es el miedo; el primer semblante de lo nuevo, el espanto. Nada mejor que esta frase de Heiner Muller para hablar de Andalucía este enero. De la Andalucía política, me refiero. Esperanza, miedo, nuevo, espanto, se mezclan estos días, con más énfasis unos conceptos que otros, según a quien apoyó en las elecciones. La Andalucía social bastante tiene con lo suyo. Esto es, bascular entre el fin de los contratos de Navidad y los de las rebajas. Con un interés añadido. ¿Cuánto aumentará el desempleo? Llegará el momento de valorarlo, pero antes tenemos lo otro.

Lo otro es el cambio de inquilinos en la Junta que ocurre estos días. Coincide, por las fechas, con el Blue Monday, el lunes triste. Históricamente, es decir, desde que se le ocurrió a una agencia de viajes con problemas de ventas, coincide con el tercer lunes de enero. Por si no tenía uno con el día anual de estar abatido, encima el cambio de Gobierno y todas las tragedias que, incasablemente, anuncian artículos, redes sociales, convocantes de manifestaciones y, a jornada completa, Consejeros de la Junta en funciones. No había leído casi nada del responsable de Economía, Ramírez de Arellano, hasta que sucedió esto. El hombre lo está llevando muy mal. Lo entiendo, porque una cosa así no te la esperas y tenías hechos tus planes que, verás tú ahora, si no tienes que cambiarlos. Ya no hay remedio, pero menos reacciones impostadas hubiera estado bien, porque la gente, la parte anónima de ninguna parte, que decía Zizek, está sospechando que el espanto que se anuncia es, en realidad, el miedo a perder privilegios, disfrazado de preocupación por el bien común.

Existe una Constitución, Estatutos, leyes orgánicas, normales, estatales, autonómicas, que obligan a todos, incluidos los gobernantes, cuyas actuaciones pueden ser fiscalizadas por la oposición. El sistema no va de Gobierno y nada más. Pues bien, para llegar a eso, los electores votan o se abstienen. Y, aquí, tenemos el primer error, atacar a los abstencionistas, dando por supuesto que son votantes tuyos que llevados de su natural indolencia no fueron al Colegio electoral. Por un lado deslegitimas al nuevo Gobierno: no representan a la mayoría, a esos les represento yo, solo que a los míos ese domingo no les venía bien. Lo garrafal es que, si no fueron, si no los convenciste, encima les enfades. Tal vez deberías incluso agradecer que no fueran. ¿Y si se abstuvieron por no ir y votar contra ti? Si quisieron darte una última oportunidad. Pues ahora les tienes ofendidos, no digo más.

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