Opinión

Antonio Hernando Vera

Abogado

Acelerando cambios

En los próximos meses y años, cuando todo esto haya pasado y recuperemos esa nueva normalidad de la que habla el presidente Sánchez, quizás lleguemos a la conclusión de que muchas cosas se han ido para no volver y el futuro llega a nuestras vidas antes de lo previsto. La pandemia y el confinamiento están suponiendo un gigantesco experimento social en todo el mundo desarrollado. Las consecuencias de que nuestros países hayan seguido funcionado a pesar del encierro de millones de personas, son ahora imprevisibles y difícilmente evaluables. Quizás la más evidente, porque ya se ha producido, la estamos viendo y viviendo, es que vamos a tener que acostumbrarnos a convertir nuestros hogares en lugares de trabajo o de educación para nuestros hijos. El teletrabajo o la enseñanza a distancia estaban ahí, a la vuelta de la esquina, pero o no queríamos admitirlos o no podíamos impulsarlos a la velocidad que se han impuesto en cuestión de semanas.

Muchas van a ser la empresas, compañías o negocios cuyos responsables piensen por qué gastaron ingentes cantidades de dinero y recursos en construir impresionantes sedes empresariales y lujosos bloques de oficinas, si ahora que están vacíos sus negocios siguen funcionando. Compañías de seguros, bancos, consultoras, administraciones públicas, divisiones de proyectos, o servicios de administración y back office están desarrollando su actividad en el interior de los hogares, a través de ordenadores portátiles instalados en la mesa de la cocina. Durante estas semanas, importantes industrias han conseguido monitorizar su maquinaria y vigilar las líneas de producción a través de ordenadores instalados en los comedores de nuestros pisos. Alumnos de escuelas de negocio o de muchas universidades han podido seguir sus clases, asistir a seminarios o realizar debates, desde la habitación en la que duermen.

De repente nos hemos dado cuenta de que no necesitamos "ir a la oficina" para hacer nuestro trabajo y hacerlo bien. Ahora sabemos que podemos pasar más tiempo con nuestra familia, y prescindir del coche mientras clamamos por tener fibra de alta velocidad y 5-G. Evidentemente centenares de actividades, trabajos y servicios seguirán necesitando la presencia física de quienes los atienden, pero para muchas otras actividades los cambios de estos días han llegado para quedarse. La pandemia ha producido una aceleración de procesos que imprimen carácter, en nuestro trabajo y en nuestras vidas.

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