Opinión

Joaquín Pérez de la Blanca

Acoso y ciber acoso infantil

El 4 de noviembre se celebró el Día Internacional contra la Violencia y el Acoso Escolar. Se trata de gestionar un escenario complejo donde confluyen diferentes actores: el afectado (menores), el agresor (menor o adulto) y aquellos terceros vinculados con cualquiera de ellos(compañeros, padres, profesores…). Este año el lema ha sido "Luchar contra el ciberacoso y otras formas de violencia en línea, que involucran a niños, niñas y jóvenes". Resulta notorio el aumento de casos de acoso que padecen muchos jóvenes de nuestro municipio; situación que se ha agravado exponencialmente con la aparición de las redes sociales. Movido por la preocupación ante el aumento de casos de agresiones y odio entre jóvenes, con episodios de auténtica violencia, este concejal instó a la Administración que entiendo competente a través del Ayuntamiento, la Junta de Andalucía, para que aumente sus esfuerzos y los recursos para luchar contra este problema. En este sentido, creo oportuno mejorar la publicidad de la línea 900 018 018 en todos los centros educativos de la ciudad; introducir más contenido sobre el acoso escolar y el absentismo, tanto en el temario de oposiciones de magisterio como en la impartición de cursos puntuales a lo largo del curso escolar; agilizar los sistemas de información entre colegios y otras administraciones, en concreto, en la elaboración y el envío de partes de absentismo escolar y casos de acoso y por supuesto a explorar alternativas, con el fin de evitar que sea el niño acosado el que se vea obligado a cambiar de centro de estudios, generándole un trauma adicional para el resto de su vida. Es fundamental que la víctima de acoso confíe en el entorno que le rodea y conozca los medios que se le brindan para poder dar la voz de alarma. Los padres y profesores tenemos un protagonismo central a la hora de detectar el bullying porque existe una serie de manifestaciones comunes en los niños que lo sufren: suelen volverse menos participativos, más introvertidos ofreciendo muestras de tristeza de forma casi constante, se niegan a acudir al centro educativo o tienden a bajar su rendimiento escolar. Por supuesto, los terceros conocedores de la situación, amigos y compañeros de clase, se erigen como una parte vital para visibilizar el problema. La misión no consiste únicamente en sensibilizar a la sociedad, sino además enviar un mensaje de atención a aquellos terceros próximos a la víctima y del agresor, dado que ambos manifiestan síntomas que evidencian conductas negativas. Preocupan los últimos números de los afectados: Todos tenemos la posibilidad de detectarlo y la obligación de denunciarlo y de colaborar en su erradicación

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