Acoso telfónico a las tres de la tarde

¿Cuántas veces es necesario decir a una operadora que no se está interesado en su oferta y sin embargo, continúan llamando?

Recibir una llamada al móvil no siempre es agradable. Y mucho menos cuando se trata de una llamada con fines comerciales, en el preciso momento en el que en casa se está comiendo o en el que uno se dispone a echar una cabezadita en el sofá. Tampoco es grato recibir una llamada si hay algún enfermo grave en casa o si el teléfono es de una persona mayor incapaz de valorar la oferta que le plantean al otro lado del teléfono.

¡¡Póngase en esta situación!! Tal vez, amigo lector, la recuerde de alguna vez.

Son casi las tres de la tarde. Suena el móvil. En la pantalla aparece un número desconocido. Pedro B. coge el móvil y contesta.

- Sí, ¿dígame?

- Buenas tardes, ¿es el señor Pedro B.?

- Sí, yo soy - responde Pedro.

- Le llamo de la operadora "x". Tenemos una espléndida oferta para usted, mejor que la de su compañía actual, y creemos que puede interesarle.

- No, no, gracias, de verdad. No quiero cambiar de compañía, estoy muy bien actualmente-, dice Pedro B.

- No, disculpe un momento, es que le interesa cambiar, cuando me escuche lo va a entender.

- Ya, pero es que estamos comiendo y además no me interesa, de ver… -dice Pedro B. sin poder terminar de contestar, porque la telefonista le interrumpe.

- Debe saber que comete usted una enorme equivocación -reitera la voz.

- Disculpe, pero voy a colgar. Y, por favor, no me llamen más.

Esta escena es la habitual en miles de hogares de Almería, de Andalucía y de toda España.

El tal Pedro B. cuelga. Intenta evitar proferir los habituales improperios de muchos consumidores que están hartos de tantas impertinencias y muchas molestias. En este último año, este de la pandemia, las llamadas de teléfonos comerciales se han multiplicado, a sabiendas que estábamos en casa. Por naturaleza, los teleoperadores mejor valorados, en su argot, son los que tienen "sonrisa telefónica".

En el "top ten" de los causantes del malestar generalizado, están las compañías de telefonía, las eléctricas y las empresas de seguros y los bancos.

¿Cuántas veces es necesario decir a una operadora que no se está interesado en su oferta y sin embargo, continúan llamando?

Las llamadas, a veces, pueden ir dirigidas a una persona fallecida. Al ponerse la viuda, sin escrúpulos, le pueden decir: ¿Entonces, puedo hablar con usted?

Tétrico, ¿verdad?

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