Adios, Ángel

Te has limitado a no recoger el acta y a hacer mutis por el foro. Te aseguro que yo hubiera hecho lo mismo

Dimitir no has dimitido. Te has limitado a no recoger el acta y a hacer mutis por el foro. Te aseguro que yo también hubiera hecho lo mismo: si me demuestran de una manera tan palpable que no me quieren, ¿por qué mantener mi presencia? En este momento, cuando tomas esta decisión, no es lo más apropiado pensar en las razones que pueden haber existido para la malquerencia, aunque alguna vez habrá que intentar sacarlas a la luz. Y prosigo. Analizados los candidatos con la superficialidad que pueda tener mi opinión desde el cortijo, está claro que yo te preferiría a ti antes que a ningún otro; y eso por muchas razones. Tienes experiencia de gestión; capacidad de diálogo y de llegar a acuerdos (conseguiste lo casi imposible al llegar a un acuerdo sobre una ley de educación que tantos añoraban y exigían y que luego fue ladinamente torpedeada); de regir con acierto una universidad y a toda una conferencia de rectores; y así sucesivamente. Que eres "soso"; que no eres histriónico; que no promueves la gracieta y la risa fácil con el chiste tonto; que no haces fáciles promesas demagógicas: Todo eso es verdad. Pero te aseguro que en mi percepción de las cosas no constituyen un hándicap ni un desdoro. Claro que eso no arrastra a las masas, pero en unas elecciones como deben ser habría que aplicar otros criterios. Lo que más lamento de todo esto es que no hayas sido tú mismo en esta campaña; que no te hayan dejado ser como tú eres y lo que tú eres. Te han puesto una careta que ha disfrazado tu personalidad. Y a pesar de que declaraste, aunque no era necesario que lo hicieras, que no hacías lo que querías sino lo que debías, es posible que no haya sido éste tu comportamiento. Tal vez esa dejación de personalidad sea responsable de que no te hayan querido y te hayan pasado por encima todas las críticas, fáciles o justificadas, al partido por el que te presentabas. Todo lo contrario de la candidata ganadora, quien, a fuerza de presentarse con superficial autenticidad, sea o no lamentable, ha barrido en las elecciones a pesar del fuerte lastre de corrupción que representaba la historia de su partido. Pero ese ha sido el resultado de unas elecciones y hay que apechugar con ello. Ojalá las consecuencias no sean las que tememos, por el bien de todos. Y algo muy triste: quienes, entre otras cosas, tomaron decisiones criticables y diseñaron la campaña siguen tan campantes donde estaban.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios