Con los datos de paro registrado conocidos la semana pasada decimos adiós a agosto y, por suerte, a los debates sobre la feria y la noferia (un poco de vergüenza sí que da el nombre).

En el mercado laboral almeriense, los datos de este mes han sido todo -casi todo- alegría. Es el segundo año consecutivo en el que el desempleo desciende en este mes, lo que ya, por sí solo, es una muestra de la anormalidad que la pandemia ha introducido. En nuestra provincia, tan tradicional como las migas cuando llueve, era que el desempleo creciese en verano.

En tres meses, de junio a agosto el paro se ha reducido en 9.293 personas. El contraste no es con 2020. Al comparar con lo sucedido el año pasado, cuando las cifras estaban hundidas, vemos que el desempleo ha caído un 17%, la mayor reducción interanual de la serie histórica. Pero el paso del tiempo hará que ese efecto se vaya diluyendo y la cuestión es ¿Cuál será ese ratio en 2022?

La comparación, por tanto, es mejor hacerla con 2019. Ese mes el número de parados fue la menor en un mes de agosto desde que comenzara la crisis anterior, la de 2008. Siendo así, Almería aún cuenta con cerca de 3.750 parados más que entonces. Recordemos además que nuestra provincia es una de las que mayor proporción de población joven tiene y, por ello, necesitará crear un mayor número de empleos tan solo para quedarnos como estábamos.

Por otra parte, iniciamos el período del año en el que más crece el empleo en nuestra provincia y ello puede tapar dos datos que no debería perderse de vista: los ERTES y los autónomos. Los trabajadores que en agosto seguían en un ERTE ha llegado al mínimo desde que comenzó la pandemia, 1.660, mientras que el año pasado eran casi 5.000. Es otra manifestación clara de la recuperación que ha seguido a la vacunación y el levantamiento de restricciones. Es previsible que la flexibilización anunciada en Andalucía este jueves y la posibilidad cercana de continuar por esa vía recupere más empleo, pero 1.500 de esos trabajadores están en ERTE total y el número de autónomos que han solicitado la prestación ha aumentado este mes, 3.003 frente a 2.500 de julio. ¿Cuántos de estos trabajadores se convertirán en desempleados una vez finalicen las medidas de estímulo? Sabiendo que las posibilidades son altas, las políticas activas de empleo deberían concentrarse ya en ellos. Pero bueno, esas políticas son todo un mundo que mejor analizar otro día

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