Cuando se publique esta columna estaremos digiriendo los resultados electorales y asumiendo que son cuatro años. Ha llegado el momento, empieza la vida normal y eso significa que unos comienzan a legislar, otros a tomar acuerdos y todo ello lo pagará el contribuyente. Parte de esos contribuyentes que pagarán el IBI y serán invitados a paella el día del mayor en la feria del municipio del que se trate (la paella tiene mucha aceptación en política) son pensionistas. En Almería, ahora son 105.800. Para las elecciones municipales de 2023 que menos que la cifra supere los 115.000. Meditaba sobre esto y sobre cuánto me queda a mí para jubilarme si antes no me ocurre una desgracia, y leí un artículo teorizando sobre el coste de las pensiones por provincias. Sobre si con lo que recaudaba cada una de ellas se cubriría. Digo que es un entretenimiento teórico porque el sistema público de pensiones es estatal, gestionado por Entidades gestoras estatales así que las diferencias entre provincias no proceden del agravio comparativo entre Comunidades y provincias. Pues bien, resulta que Almería casi sufragaría sus pensiones con los ingresos por cotizaciones de los trabajadores. En concreto el porcentaje es del 97,8%, solo están mejor Melilla, Ceuta y Baleares. Como dato curioso, los jubilados que se manifiestan en Bilbao y hasta han creado una asociación pidiendo un organismo vasco que gestione las pensiones -nosotros, lo nuestro- deberían saber que con lo suyo de ellos solo se financia el 55,6% del coste. Antes de enorgullecernos, pensemos por qué ocurre eso en Almería ¿por existir muchísima actividad? O, como habrán ya respondido, porque las pensiones en nuestra provincia son las terceras más bajas de España. De lo cual no tiene la culpa nadie ajeno pues las pensiones se calculan igual en todas partes. Hay algo más. Nuestra provincia es joven. Mucho más que, por ejemplo, Asturias o la España que se vacía. Aunque como el resto del país la población ha sufrido un intenso proceso de envejecimiento, la tasa de población mayor de 65 años es del 15% frente al 18,5% nacional y la de dependencia (población de 65 y más años en porcentaje de población de entre 15 y 64 años) está en el 22% frente al 27,5% del conjunto de España. Así pues sumamos unas pensiones bajas que proceden, lógicamente, de sueldos bajos y la existencia de un importante volumen de autónomos agrícolas (con menores cotizaciones) y que aquí hay juventud ( por tanto, cotizantes durante mucho tiempo) y resulta que somos una provincia con futuro. Sería bueno que también tuviéramos presente.

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