La tapia del manicomio

Almería, la provincia española más pobre

La noticia de portada del sábado de este Diario era que Almería es la provincia española con menor renta neta por habitante: 9.709 euros. Arboleas era el municipio de la provincia con menos renta per cápita en 2020, con solo 7.429 euros, y el de mayor renta era Alcudia de Monteagud con 14.119 euros. Estos datos proceden del Atlas de Distribución de Renta de los Hogares del año 2020, que acaba de publicar el Instituto Nacional de Estadística (INE). Hay que destacar que el INE construye esta estadística fundamentalmente con datos tributarios, es decir, con lo que los contribuyentes declaran, además de otros datos como el IBI o el Impuesto sobre Sociedades. O sea, que del dinero oculto, escaqueado o tránsfuga no tenemos noticias, por definición. A nuestro entender, harían falta unas gafas (o lupas, o telescopios) de descubrir dineros que no aparecen en las declaraciones y demás fuentes citadas arriba. Si dispusiéramos de esos instrumentos ópticos de precisión, a lo mejor podíamos explicar por qué Arboleas está en la cola y Alcudia en la cabeza del pelotón. Y quien dice Arboleas, puede decir Vícar (7.912), Níjar (7.801) o La Mojonera (7.443 euros). Y da la casualidad de que multiplicando el número de habitantes de los pequeños municipios con las rentas más altas por el importe de la pensión media de España, nos da una cifra prácticamente idéntica a la renta neta por habitante de la estadística que estamos comentando. Para el caso contrario, es decir para municipios con una renta muy baja y riqueza visible hasta desde la carretera, no nos vale la ingeniosa operación que acabamos de efectuar. Por ejemplo, en Arboleas, la más pobre, la mitad casi matemática de sus cinco mil y pico habitantes son ingleses que viven de las pensiones y otras rentas que reciben de su país de origen; como ya tributan en Gran Bretaña, no parece que vayan a pagar también a la Hacienda española, como Shakira, un poner. En municipios como Níjar, Adra, Vícar y otros de alto desarrollo agrícola e industrial, da la casualidad de que la mayoría de sus habitantes que tributan lo hacen en módulos, lo que implica una cuantía más o menos fija, e independiente de sus ingresos reales. Otros muchos no están dados de alta con lo que ni tributan ese mínimo. Así, al dividir la renta declarada por el número de habitantes sale un cociente mísero, y los pueblos que son ejemplo en el mundo del "Modelo Almería" son oficialmente más pobres que las ratas.

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