Si sopla el viento

Andrés García Lorca

Almería resiste

VIAJABA esta semana por tierras del valle del Guadalquivir, esas tierras que en los pasados siglos recibía a los jornaleros almerienses, a los que llamaban despectivamente "mangurrinos", los cuales , por unos meses, dejaban el salario de miseria de la mina o la imposibilidad de recoger no más de un puñado de trigo o cebada de secano, para segar las mieses de unas feraces tierras que nuestros ancestros llamaban Andalucía.

Han pasado décadas y el valle del Guadalquivir, sigue siendo una tierra hermosa y con capacidad de producir. Grandes ciudades y campos inmensos, que no explican las causas de un secular atraso y menos aún, el diferencial estadístico que mide la convergencia con otras regiones. No sé si será por mal gobierno, abandono, modelo social, idiosincrasia, o por todo a la vez, pero no se explica que Andalucía no pueda estar con las regiones primeras de España.

La crisis hace mella en Andalucía, en Sevilla, la policía estaba atenta y preparada ante una concentración, no sé si de trabajadores de verdad o de empleados de sindicatos, que gritaba ante un banco, "contra el paro, lucha obrera" y cosas así. En los barrios, se percibía esa quiebra de las economías familiares y sobre todo en los supermercados.

En este contexto, un medio de comunicación regional me preguntaba, el por qué Almería está resistiendo mejor la crisis y por qué, no había tanta incidencia del paro. La explicación era sencilla, pero no sé si fue entendida. En resumen le dije, que las bases del desarrollo económico, tienen su origen en un modelo productivo muy sólido, la agricultura intensiva, que si bien fue iniciado desde el Estado en los años cincuenta, los almerienses lo han consolidado con esfuerzo, asumiendo el riesgo personal de las inversiones y complementándolo con otras actividades y producciones. El resultado es lo que los economistas llaman ahora "distrito industrial", significando con ello, la asociación complementaria de distintas actividades de producción, que tienen como referente la agricultura intensiva bajo plástico.

Esta diversificación económica y la solidez del modelo, permitían una cierta estabilidad. Explicaba, que el agricultor almeriense actuaba como un empresario consciente, no como un especulador, invierte con la convicción de producir más y con más calidad y espera que el mercado lo reconozca, si no hay "intervenciones" desleales, y asegure su justa ganancia. Claro que esto contrasta, con otros modelos basados en la subvención, el despilfarro y la especulación. Por eso, Almería, la pobre, la de los mangurrinos, aguantará mejor la crisis

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios