Abierto de noche

Francisco José Sánchez Collantes /

Ana

MECACHIS, la gente que hace libros no debería morirse. El resto tampoco. Pero los que hacen libros no deberían morirse nunca y nunca deberían dejar de hacer libros. Detrás de cada libro que nace hay un futuro nuevo, un alguien que lo tendrá para siempre hojeándolo y volviéndolo a leer porque le gustó tanto, un trozo de todo. Con ese algo de transcendencia o eternidad en los libros que parece que no hay en otras cosas. Pero ella se ha muerto. Y no debería haberlo hecho, ella, con más razones para no hacerlo que nadie. Ana Gaviera, Ana Santos, Ana y Pedro, Ana madre de Luna Miguel, Ana madre de todos los libros de El Gaviero Ediciones, que quiero tener, que tengo, que me faltan, ordenados y visibles en mi biblioteca. Entre ella y yo siempre había ese algo entre cercanía y distancia, de vivir en mundos diferentes próximos y me constaba un aprecio mutuo cercano-distante. Ana madre desde Almería de tantos primeros o segundos libros de poetas/poetisas/ poetas hombres/poetas mujeres de toda España, casi todos de una generación incipiente o principiante y emergente, pero ya muy y bastante reconocida. Pocas editoriales o ninguna han dado en la diana de tantos autores de esa/esta generación con tanta variedad y originalidad y tan buena elección. Porque editar es elegir, decía. Y por tanto rechazar. Calzar en el zapato estrecho de la cultura en y de Almería algo diferente y amplio. Me repelían tanto los comentarios mezquinos acerca de lo raro de las ediciones, de lo limitado del campo de acción, de que Almería era el lugar físico pero no el centro del mundo que parece que tiene que ser para los almerienses de pro. La literatura/la poesía (la poesía es literatura) poniendo adjetivos que ubiquen, emergente o incipiente española y muy selecta (para bien) le debe algo y mucho. Yo, capaz de escribir cualquier cosa, soy incapaz de bregar con esa contracorriente de organizar, elegir, contactar, corregir, editar, publicar, publicitar, distribuir, presentar y vender. Pero hacen falta siempre y más ahora que nunca, personas que sí puedan, sepan y quieran. Y quiero cada libro suyo, que eligió, corrigió y editó, en mi estantería ordenados para siempre. Y que Pedro, su marido, y Luna, su hija, sigan en la medida de sus posibilidades con esa contracorriente. Aunque ya Ana y ellos han hecho más que cualquier otro en este aspecto. Los demás tampoco pero gente así, nunca debía morirse.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios