De reojo

JOSÉ maRÍA REQUENA COMPANY

Aplausos y reproches

Y ánimo, mucho ánimo a los afectados, especialmente al colectivo de mayores que hacen a este país líder

Palmas al aplauso coral que se alza cada tarde, como el milagro de las ocho, desde ventanas o balcones de todo el país. Ovación cerrada para quienes aplauden y, so-bre todo, para los aplaudidos: todos los operadores de servicios básicos. Y para esa recua mirífica de cooperantes, los Briseis, Inditex, etc., que suplen carencias bo-chornosas de la Administración a costa de su pecunio. Y ánimo, mucho ánimo a los afectados, especialmente al colectivo de mayores que hacen a este país líder, a su pesar, en muertos con más de 80 años. Un motivo de indignación que añadir al listado de reproches que se agolpa frente a los gestores de la salud pública, por su inepcia previsora para acopiar material o adoptar medidas de contención, desde que, en enero, se declaró la emergencia internacional por el Covid-19, y aquí se si-guió tratando el riesgo como una subvariedad de las naranjas de la China. Un re-proche que no deberá limitarse a analizar en su día las luces y sombras políticas, que de todo habrá. Sino que debería explicar, también y además, por qué los falle-cidos en aluvión, hasta estas fechas en Madrid, sextuplican o decuplican, a los de otras grandes urbes. O sea, ¿por qué la ratio de mortalidad allí es tan superior al resto? El argumento más verosímil vincula tal disparidad de víctimas con el despa-rrame viral propiciado por aquella maléfica manifestación del 8 de marzo, que au-torizó a más de cien mil criaturas, a celebrar la llamada "ley antipiropo". Un festín acaso tan irresponsable como el otro mitin de Vox o eventos deportivos oficiados en esos días y que exigen el enjuiciamiento de tan temerarias exposiciones públi-cas. Y que se depuren las eventuales responsabilidades legales y personales, por posible delito de imprudencia cometido, no tanto por quien las convocara, como por quien las autorizó o por quien, pudiendo y debiendo, no las impidió a pesar del aviso de riesgo epidemiológico emitido internacionalmente tanto por la OMS, el 30 de enero, como por el Centro Europeo de Enfermedades, el 2 de marzo. Una suce-sión de banalidades y desatinos, pues, que han justificado la apertura de diligencias penales por el Juzgado nº 51 de Madrid, a pesar de que luego, con buen criterio, no considere urgente tramitarlas porque hoy, todos los recursos públicos deben cen-trarse en superar esta gran crisis que, sin tanta puerilidad y soberbia desplegada, no estaría generando tanta angustia evitable

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