La ciudad y los días

Carlos Colón

ccolon@grupojoly.com

Arquitectura y memoria histórica

No os cortéis y en vez de demoler sólo el interior del edificio de CCOO, derribadlo entero

La Gerencia de Urbanismo autoriza la demolición interior del edificio de CCOO en el Duque. Lástima que no se proceda también al derribo del horrendo edificio erigido sobre un solar que sólo ha ido a peor desde la bárbara destrucción de la parroquia de San Miguel entre 1868 y 1871, tras ordenar la Junta Revolucionaria la demolición de una docena de parroquias sevillanas. Demetrio de los Ríos, al frente de la Comisión Provincial de Monumentos Artísticos, luchó para salvarla, dado su gran valor histórico, pero fracasó. Sobre su solar se construyó en 1871 el teatro del Duque, a su vez demolido a finales de los años 50 para construir el actual y horrendo edificio, destinado en principio a la Delegación Provincial de Sindicatos, que ahora se va a convertir en un hotel. Otro hotel.

El derribo de la parroquia de San Miguel, grandiosa fábrica gótica de tres naves varias veces reformada, sobre todo en el barroco y a principios del XIX, fue una tragedia patrimonial. El derribo del edificio del teatro fue parte de una de las mayores barbaridades cometidas contra Sevilla: la que entre los años 50 y 60 del pasado siglo arrasó todo lo comprendido desde la parroquia de San Vicente y la calle Virgen de los Buenos Libros hasta la plaza del Duque. Hay una triste foto en la que se ve sobre la fachada del edificio que albergó al teatro y la popular La Vinícola un cartelón que dice: "Se vende todo lo concerniente al teatro y los materiales del resto del edificio".

Como soñar es gratis, permítanme animar a que, en vez de limitarse al interior, se derribe el edificio entero de CCO. Y de paso la comisaría de la Gavidia que tanto encandila a mis colegas de Historia del Arte y a los arquitectos. Según el Instituto Andaluz de Patrimonio, la comisaría es "un hito en la introducción de la arquitectura del movimiento moderno en el centro histórico". Las consecuencias de la introducción (de la mano del aparato represor franquista) de dicho movimiento son bien conocidas: basta consultar el catálogo Arquitectura civil sevillana de Collantes de Terán y Gómez Stern -que es el equivalente en arquitectura a la Brevísima relación de la destrucción de las Indias del padre de las Casas- para hacerse una idea de todo lo destruido y derribado en nombre del progreso y la modernidad. Un mal franquista heredado por la democracia y simbolizado por las bodas entre la calle Imagen y las setas.

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