La Junta y los rectores de nuestras Universidades se reunieron el tres de septiembre y redactaron un comunicado sobre el comienzo del curso. El documento dice: "En el día de hoy". Y aquí nos vemos obligados a abrir un paréntesis. Los que somos añosos leemos esas palabras y en seguida nos tememos que las tropas hayan cubierto sus últimos objetivos. Pero no se alarmen: ni el covid ni las huestes sanitarias se han movido un milímetro de sus trincheras.

Seguimos con la lectura. La reunión ha sido sin duda provechosa. Gracias a ella han tenido 'constancia' de que el 70'3% hemos recibido la vacuna y de que los jóvenes andan por esas cifras. Para ser justos, ¿habrá también 'constancia' en la próxima de que los vacunados contagian y siguen muriendo muchas personas mayores? A continuación, solicitan que se revisen las medidas adoptadas para lograr una presencialidad completa. Y hacen bien en pedirlo con 'la mayor celeridad'. El curso empieza ya, hoy, y si algo se debe cambiar, sería bueno hacerlo antes de que acabe. Lo decimos porque uno ve al ministro y sospecha a veces que no se ha enterado muy bien de cómo funcionan nuestras universidades y, quizás, tampoco de lo del coronavirus.

Por lo demás, resulta siempre encomiable el afán de lanzar la pelota lo más lejos posible. Los rectores a la Junta y esta al Ministerio. Ahora le toca a este devolverla a las autonomías explicando que pueden hacer lo que estimen razonable o convocar quizás a los expertos que deciden si la distancia para combatir el virus en un aula debe ser 1'20, un metro u ochenta centímetros. No sabemos cómo aquilatan las medidas con tal precisión, pero nos tememos que actúen como un profesor nuestro que daba las notas hasta con milésimas. Era un recurso para disimular que no se había tomado la molestia de corregirlos. Los números como el latín funcionan como 'divinas palabras', calman los espíritus incrédulos.

A nosotros, en realidad, todo esto nos tranquiliza. Muestra que el curso empieza con absoluta normalidad, es decir, con las zozobras de siempre. Si uno atiende a la letra, el comienzo será presencial. Si uno mira alrededor, tiene pinta de ser más bien semipresencial y on line. Y aquí surge una pregunta: ¿renunciará el personal a los beneficios de recibir las lecciones en casa, en pijama y en zapatillas, para acudir a las clases disfrazado de Hannibal Lecter? El tiempo lo dirá.