Arte y evolución

Diferentes estilos para expresar un mismo sentido de la belleza, universal, que es el de la especie humana

El diccionario define el término "evolución" con dos matices diferentes que, para la disertación que nos ocupa aquí, son fundamentales. El primero, "cambio o transformación gradual", es el más frecuente y usado. El segundo, "desarrollo gradual, crecimiento o avance", viene a constatar la base de un pensamiento en clave teleológica que atribuye a todo proceso evolutivo una finalidad u objetivo aristotélicos, según los cuales la evolución se encamina siempre hacia una mejora progresiva, entendida en términos de desarrollo de una civilización. La historia del arte, que es una ciencia relativamente reciente en el corpus de las materias de la enseñanza, ha usado la mayoría de las veces esta segunda acepción del concepto de evolución. Nuestra visión de la historia del arte, de los estilos y de los artistas, oteada desde la óptica del hombre contemporáneo, ha situado al arte de nuestra época como el final cuasi perfecto de una trayectoria cuyo único objetivo se dirigía a la lógica consecución de los productos artísticos actuales. En el marco de este discurso, se ha otorgado enorme importancia a todos los estilos y creaciones que parecían anticipar el arte contemporáneo, marginando o reduciendo a la mínima expresión, de forma intencionada, la trascendencia de aquellas tendencias y artistas que quedaban apartadas de esta "lógica" teleológica. Así se levantó por ejemplo, el indestructible aparato justificador que ha sostenido, en las alturas del parnaso, a todas las vanguardias históricas y sus múltiples epígonos. Desde la óptica de la posmodernidad, la constatación de la universalidad de la belleza y la validez -en el mismo plano de trascendencia- del arte de todas las épocas y lugares, una nueva corriente de artistas y pensadores del hecho estético empiezan a entender la evolución de los procesos artísticos como simples cambios, sean más o menos graduales, sin otorgar la menor dimensión que implique el concepto de avance, desarrollo o mejora. En el marco de esta visión, mucho más justa y coherente, el arte no sería una disciplina sujeta a evolución sino a cambio, pura y simplemente. Así las cosas, el arte del XIX, por ejemplo, no sería inferior al del XX, sino diferente. En el mismo plano estarían los bisontes de Altamira, Rembrandt o Picasso. Diferentes estilos, tendencias o procesos, para expresar un mismo sentido de la belleza, universal e inmutable, que es el de la especie humana.

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