El lado oscuro de almería

josé ángel Pérez

Asignaturas pendientes

Estafas. Con la crisis que azota el país, los pillos se aprovechan de la desesperación de las familias, que se hacen si cabe más vulnerables a los engaños de toda la vida, actualizados

TODO vuelve. Y es que la historia es cíclica. Por eso el timo, la estafa en su grado menor, tiene en el siglo XXI una plena y total vigencia. Estos delitos, aunque viejos en el mundo de la delincuencia, siguen de actualidad. No disminuyen con el paso del tiempo, al contrario con formulas nuevas y adaptadas a los tiempos que vivimos continúan haciendo estragos principalmente en las capas mas desfavorecidas por la sociedad. Casi siempre la ambición, aunque a veces la falta de trabajo o de empleo y en ocasiones a una falta de instrucción, un alto porcentaje de ciudadanos son todavía presas fáciles para estos delincuentes estafadores.

Y es que el timo, es un delito que se renueva a una velocidad increíble. Se enmascaran de mil formas. Recordamos en estas líneas, otra serie de timos que tras los consabidos toco-mochos, cartas nigerianas, trileros, la estampita o el nazareno entre otros han ido cogiendo fuerza ante los incautos que aún creen aquello de duros a cuatro pesetas.

Los ciudadanos siguen sufriendo las argucias de los timadores, que utilizan los más variados métodos, desde los clásicos timos del "tocomocho" o la "estampita", a la falsificación más sofisticada de documentos y tarjetas de crédito. Los datos aportados por las víctimas, así como las investigaciones realizadas por la Policía han permitido mantener un mayor seguimiento de los métodos utilizados así como lograr un aumento significativo del número de detenciones.

Las modalidades empleadas por los estafadores son muy variadas y van desde la suplantación de identidad hasta los clásicos timos del "tocomocho" o la "estampita", de la falsificación de documentos y el uso fraudulento de tarjetas de crédito o documentación bancaria al abuso por la creencia en videntes y poderes ocultos. Hay que tener en cuenta que los métodos empleados están en constante evolución y que muchas de las víctimas no denuncian los hechos por vergüenza o por el temor a convertirse en el centro de los comentarios de su vecindad. Hay que tener en cuenta que normalmente para que un timo tenga lugar son necesarias al menos tres personas:

El sujeto a timar. Para ser timado es imprescindible tener cara de pocas luces. Es el

primer requisito que hace que los timadores se fijen en uno. Pero para que el timo tenga lugar, hay que ser lerdo además de parecerlo.

El que regala pasta porque sí. Este sujeto, a diferencia del anterior, sólo tiene la cara de bobalicón, pero es un listillo de cuidado que sólo quiere sacarte las perras que tan trabajosamente has ahorrado.

El gancho. Un señor que pasaba por allí y que se muestra extrañamente dispuesto a ayudarte a que ganes un dinerillo por la pastilla a cambio de nada.

Estos son algunos de curiosos timos que podrían encuadrarse de "segunda categoría" tras los más populares y conocidos mencionados anteriormente.

EL INSTALADOR

Los estafadores se personan en el domicilio de la víctima. Van vestidos con mono de trabajo. Se presentan diciendo que son trabajadores de la empresa instaladora del gas y que vienen a realizar una revisión de la instalación. Aparentan realizar varios trabajos técnicos; normalmente, se limitan a cambiar un trozo de manguera del gas. Finalizado el trabajo extienden una factura. Cuando la víctima comenta el caso con otras personas comprueba que ha sido estafada por falsos instaladores ya que la instalación se encontraba en perfectas condiciones.

EL DESHAUCIADO

Suele cometerse mediante la visita al domicilio de la víctima. El estafador se hace pasar por una persona que se encuentra en graves apuros económicos, con graves problemas familiares; si es mujer dirá que ha sido abandonada, que tiene muchos hijos, etc. En todo caso trata de afectar la sensibilidad de la víctima. Al final, el estafador explica que para poder subsistir está procediendo a liquidar sus objetos más preciados. En ese momento exhibe un objeto personal (reloj de pulsera de una marca muy cara, collar, sortija, etc.) diciendo que es una joya preciosa, muy valiosa. Ofrece el objeto a cambio de un precio muy bajo en comparación a lo que dice que vale. Cuando la víctima accede a la compra del objeto comprueba que es una baratija.

EL VASO DE AGUA

Con la excusa de pedir papel y un bolígrafo para dejar una nota a 'la señora', que está ausente, una presunta empleada doméstica se introduce en la casa de un vecino y, tras pedir un vaso de agua que bebe rápidamente, pide otro porque tiene mucha sed lo que le vale para aprovechar el trayecto de la víctima a la cocina para robar dinero o joyas.

EL ANTENISTA

Un par de timadores logran desorientar por la noche o a plena luz del día numerosas antenas de pisos o bloques aislado por lo que los aparatos de televisión aprecian desajustes e irregularidades en su visión. Los sujetos valiéndose de alguno de los muchos trucos, simulan ser carteros, telegramas, publicidad, etc- y logran acceder a los terrados. Unas horas más tarde se presentan en las viviendas diciéndoles que van de parte de la comunidad para saber si su televisor se ve bien. El propietario lo enciende y comprueba que se ve defectuoso. Los individuos que visten monos de trabajo con anagrama de cualquier empresa ficticia, cajas de herramientas y utensilios no provocan recelo entre los vecinos. El timo tiene altos grados de improvisación para ganarse la confianza de los inquilinos, ya que unos minutos más tarde tras hacer unos "retoques" en las antenas, desorientadas por ellos mismo, la televisión funciona ya estupendamente . No suelen cobrar mucho, unos 10 o12 euros, por lo que es difícil que en caso de ser detectados se denuncien sus actividades.

EL BILLETE MARCADO

Aquí el primer timador entra en un comercio donde haya movimiento de clientes, efectuando una consumición o pequeña compra pagando con un billete de 50 euros u otra cantidad. El truco es que dicho billete está marcado discretamente con algún nombre, siglas, número de teléfono, etc. Media hora mas tarde llega el compinche del timador que ha pagado con los 50 euros y hace otra pequeña compra con un billete de 5 o 10 euros. Al recibir la vuelta, le dice al cajero que el cambio es incorrecto, que le ha dado un billete de mayor cuantía, al mismo tiempo que se inicia la discusión con los clientes asistiendo al "espectáculo". De repente, para echarle el "teatro" a la cosa, el timador recuerda que anotó en el billete-no en el suyo, sino en el del cómplice-un número de teléfono, una dirección, etc-. El empleado, aturdido por este dato se ve apremiado por el individuo a que mire en la caja los billetes para ver si alguno lleva lo que dice escrito. Con tanto lío el empleado, viendo que el sujeto sigue mas encrespado, cree que tiene razón y le da el cambio que ha pedido consumándose de esta forma el timo.

LA ESTAFA DEL MUERTO

En su día este timo se llamó de la "borrega". El sistema es fácil, el delincuente o delincuentes recogen de las esquelas mortuorias de los periódicos, los nombres, o direccion de las personas fallecidas. Acto seguido, bajo el nombre de una supuesta empresa envían una carta y a continuación un reembolso a la familia del fallecido conteniendo libros o cualquier objeto de bisutería de escaso valor, por un precio casi siempre inferior a los 3oo euros. En la carta, los estafadores anuncian el remite del pedido, aceptado casi siempre ya que en la familia siempre habrá alguien que diga aquello de "respetemos la última voluntad del fallecido". Imaginen el negocio, con solo repasar los periódicos de cada día.

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