Libertad Quijotesca

Asumir nuestra historia

¿Por qué tenemos que odiarnos los españoles? No más cadenas ni "que inventen otros"

Queridos lectores, hoy quiero empezar diciéndoles que todos los españoles tenemos la responsabilidad, el derecho y el deber de sentirnos orgullosos de nuestra historia y cultura. Sin estériles vanidades ni nefastos triunfalismos. Sin ocultación, mentiras ni restricciones. Con honestidad intelectual. Flaco favor nos hacemos si falseamos que es el horror, el mal, y donde está la luz para salir de la oscuridad de la caverna. Faltamos al respeto miserablemente a los que fueron, los que somos vivimos en la esclavitud de la mentira, con la que infectamos el futuro de los que vendrán. El fracaso es la mejor escuela. Bancal, parata fértil donde cultivar la imprescindible humildad que necesita el reconocimiento de los logros alcanzados, para contribuir a mejorar el ser y estar de la humanidad. Sin pensamiento histórico no hay sociedad civil libre y capaz de participar en las decisiones, los acuerdos del proyecto político que somos. En democracia el Estado, sus instituciones y organizaciones, en todos los ámbitos, están sujetas al ordenamiento jurídico que nos hemos dado con nuestra Constitución. El día a día que vivimos hace necesario poner sobre la mesa algo, que, por obvio en democracia no es menos ignorado: la sociedad, los ciudadanos españoles no estamos al servicio de las ambiciones de poder de nadie, especialmente de los manípulos de la política profesional, cuyo comportamiento es deplorable. El covid-19 les ha sacado a todos los cobres. Y ahí están, en peleas gatunas, sin que les importe un comino la vida cotidiana, la cesta básica, ni la falta de trabajo; por no hablar del desastre de la política exterior. Veinte euros más de impuestos pagan los autónomos. Eso sí, andan muy entretenidos en propagandas para imponernos que tenemos que pensar, cuando y como. Por eso prohíben la lengua española y convierten la historia en un arma. La historia no es un arma ni propiedad de nadie. Es patrimonio de conocimiento, argumentación y reflexión de todos y para todos los ciudadanos. Es nuestra carta de presentación, aportación en el debate de todas las culturas de la humanidad. Nuestra circunstancia es Iberoamérica y Europa. La responsabilidad es enorme, y nunca la hemos asumido. Por eso somos presa fácil de totalitarios. ¿Por qué tenemos que odiarnos los españoles? Sólo nosotros, unidos por fin, seremos capaces de sacar de la ruina a nuestra Nación.

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