El callejón del gato

Ausencia de autocrítica

Alguna culpa habrá tenido la candidata del PSOE de perder el gobierno andaluz aunque no parece que se haya percatado

Ni un amago de autocrítica en el PSOE de Andalucía y, menos aún, en el comportamiento de Susana Díaz, candidata a presidir el gobierno de dicha comunidad en las pasadas elecciones. Para empezar, aunque el PSOE haya sido el partido más votado, no es cierto que Susana Díaz haya ganado las elecciones en Andalucía como así manifiesta, con insistencia, en sus declaraciones. Una cosa es obtener el mayor número de votos y otra conseguir el apoyo de la mayoría parlamentaria para formar gobierno. Las elecciones las han ganado el tripartito de la derecha, que son los que van a gobernar, el PP y Ciudadanos formando una coalición de gobierno presidido por Juan Manuel Moreno Bonilla en San Telmo, y VOX en la retaguardia con el mando a distancia. Esa es la realidad y no estaría de más que la perdedora, en lugar de pisar el acelerador para liderar la oposición sin mirar el espejo retrovisor, diera marcha atrás y analizara las razones que han ocasionado que el PSOE haya sufrido en Andalucía el peor resultado de su historia. El primer dato a tener en cuenta es el incremento de la abstención, que gran parte se ha producido en los distritos donde el PSOE suele obtener amplias mayorías. Por eso no creo que me equivoque si digo que todo parece indicar que el votante socialista es el que ha preferido quedarse en casa y no acudir a la cita. Sin descartar otras razones, yo estimo que hay dos principales. Por una parte, un exceso de confianza del triunfo del PSOE y, por otra, la división permanente y a cara descubierta de los socialistas entre sanchistas y susanistas. Si unimos las dos partes, no tiene nada de extraño que algunos de los que no comulgan con Susana Díaz no se tomaran la molestia de introducir en las urnas una papeleta con su nombre, pensando que su voto no era necesario para que el partido socialista ganara las elecciones. La división interna debilita a los partidos políticos y los principales responsables deberían de analizar la parte de culpa que les corresponde y rectificar de cara al futuro. Todo empezó con el asalto a la ejecutiva para destituir a Pedro Sánchez donde la participación de Susana Díaz fue relevante. Después Pedro Sánchez recuperó la secretaría general en unas primarias compitiendo con ella, que no aceptó de buen grado la derrota y propició en buena medida la división del partido. Alguna culpa habrá tenido la candidata del PSOE de perder el gobierno en Andalucía aunque no parece que se haya percatado.

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