Ausencias

"Bienaventurados los limpios de corazón porque ellos verán a Dios". (MT 5,8) Palabra de agnóstico

El otro dia tuve la oportunidad de conocer a un héroe histórico de la solidaridad que además ha nacido en Almería. Los innumerables cargos que desempeñó en su vida y los incontables encuentros con las principales figuras de la política de España, dibujan muy bien su trayectoria aunque es su personalidad la que define mejor al individuo. Es una persona afable, solidaria y con un gran perfil humano. Su verbo, el de una persona ilustrada que de momento dejaremos como anónima, deja entrever que se ha tomado la vida muy en serio y que por eso ha reflexionado mucho sobre el ser humano. Tal vez por eso defina la actividad solidaria como un acto personalista donde la existencia de las personas, su contexto global, es lo más importante. Y con eso hay una alusión directa al derecho a la dignidad humana. No obstante, en su discurso hay una reflexión mucho más subterránea que a la vez resume la situación de la solidaridad en España en términos generales. Con una mirada directa nos preguntó a todos: ¿por qué ya no se habla de solidaridad en los medios como antes? ¿Qué ha pasado? Tras la fuerza de sus palabras, y en lo oculto de una meditación propia, resulta contradictorio que los derechos fundamentales más importantes de la carta magna no gocen de mucha popularidad. Eso indica que algunas cosas se están haciendo mal, que todos lo estamos haciendo mal y que hay que tener la humildad suficiente como para reconocerlo. La ciudadanía no aprecia la importancia de derechos de estas características - digamos que hay una crisis de valores acuciante-. Por otro lado, ciertos medios no favorecen este tipo de contenidos para no salirse de los objetivos de los patrocinadores. Y amén de esto, quizás algunos profesionales de la reivindicación necesitan mirar el espejo para hacer un análisis lacaniano. Palabras como estas, que son propias, no pueden resultar molestas sino que deben invitar al verbo, a la memoria histórica y a la tarea de la introspección. En esa labor la esencia de la dignidad nunca puede quedarse lejos sino cerca de la dura tarea de los derechos. Una solidaridad que lucha por esto siempre será la verdadera solidaridad, la que tiene cerca el dolor y el sufrimiento ajeno. En palabras de un agnóstico, que soy yo y orgulloso de serlo, pero respetuoso de la cultura cristiana, diré: "Bienaventurados los limpios de corazón porque ellos verán a Dios". (MT 5,8)

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