Autobiografía de Dios

A ver quién deja ahora el disco de grandes éxitos y se sumerge en el Clapton de profundis

Gdios es Clapton o era Dios. Y ha escrito su autobiografía. Y la ha publicado. Eric Clapton es el mito del rock que evidencia y reconoce capítulo a capítulo que nunca ha encontrado su sitio, ni siquiera en él mismo. Tal músico era de los Beatles, tal de los Rolling, tal de Supertramp, tal de Queen o Genesis. Y Clapton qué. Clapton ha sido de muchos y de ninguno y vuelvo a decir, ni siquiera de él mismo. Su autobiografía lo constata llamando a cada capítulo con el nombre de los grupos a que ha pertenecido. Y eso sin contar que fueraparte se juntaba con cualquiera que le dijera ven a tocar la guitarra. Esa dispersión es su handicap pero también su leyenda. Y cuando por fin se liberó de todos los grupos, se quedó con todas las adicciones y se hizo a sí mismo sin necesidad de nadie y con canciones de los demás. Luego llegó ese señor con gafas que hacía dulces baladas y las cantaba en acústicos o básicos de la mtv. Se acabó Dios y quedó simplemente Clapton. Entre medias relata con todo tipo de detalles lo que nunca debe faltar en una autobiografía de un músico de rock, drogas, haber bebido más que nadie, drogas, haber ligado con más chicas que nadie, drogas, haber llegado al fondo del pozo y ser un estropajo tirado en el sofá y, por último, drogas. Resulta ya cansino que cada estrella del rock nos cuente el cómo, cuándo, dónde, qué y porqué de su relación con las substancias, como si fuese lo mollar de su biografía, el morbo. Cierto que una biografía de un músico de rock sin mención más o menos explícita a todos los lugares comunes oscuros es como un café descafeinado sin cafeína y sin café, como tomarse un vaso de nada. Lo que pasa es que ya tomarlo por sistema, vale, se agradece tanta sinceridad, pero hace del tópico un clásico, una necesidad y una exigencia. Ahora el músico que no ha aireado sus miserias en una confesión literaria no es nadie, no existe. Ahora que ya no son Dios, sólo son multimillonarios. Propongo que, en vez de glosar heroicas gestas míticas, disfrutemos de lo que la tecnología nos pone en bandeja. Pongan Cream en youtube y buscando con paciencia y relamido gusto por el documento miren y vean. A ver quién dice ahora que Clapton era manolenta. A ver quién deja ahora el disco de grandes éxitos y se sumerge en el Clapton de profundis. Eric, te agradecemos que no te hayas muerto aunque ahora solo seas otro que esta vivo y que nos cuenta su vida.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios