Carta del Director/Luz de cobre

Ave a Granada, 'envidiamos mal'

La pesadilla del tren ha terminado para Granada, mientras que el desierto ferroviario sigue en Almería

Un buen amigo, de esos que puedes contar con los dedos de una mano, dice que "envidia muy mal". Desconozco realmente si cuando lo apunta en alguna conversación distendida, de las que tenemos de forma habitual, lo dice serio o si, por el contrario, no deja de ser una coletilla. Mis sensaciones me apuntan a que cuando lo afirma lo siente de verdad. Viene esta introducción inicial a la "envidia sana" que debemos sentir los almerienses al ver como nuestros vecinos granadinos disponen desde esta semana de un AVE que los une en poco más de tres horas con Madrid. Un AVE que también los trasladará en seis horas con Barcelona y antes del otoño en un suspiro con Málaga y Sevilla. Todo esto de forma directa, sin cambiar de convoy. Si el cambio se produce, las posibilidades se incrementan a Castilla y León y casi hasta Galicia. ¿Cómo lo ven ustedes? Como una envidia sana o debemos, como mi buen amigo, envidiar mal.

Sea una cosa u otra, lo cierto es que la pesadilla ha terminado para los granadinos, que de pronto se abren al mundo con un medio de transporte moderno, eficaz, limpio y, sobre todo, competitivo con el avión. Las posibilidades para Granada se multiplican de forma exponencial. La ciudad de la Alhambra disponía ya de un potencial turístico inmenso con la Alhambra o Sierra Nevada. Ahora el abanico se abre hasta el infinito. A la vuelta de unos meses, y no les quiero contar de unos años, la riqueza de nuestros vecinos y su entorno crecerá de forma exponencial, así como su PIB. Son tantas las posibilidades que sería prolijo enumerarlas todas.

En el contrapunto nos encontramos con Almería y unos trabajos que el Gobierno de Rajoy paralizó durante seis años y que el de Pedro Sánchez desbloqueó sobre el papel. Pero no nos engañemos, la realidad es tozuda. Tanto, que sería el primero en cantar las alabanzas de unos trabajos comenzados y unas máquinas en el tajo. Pero no es así. El presupuesto de 2019 no se ha aprobado y dudo mucho que se vaya a hacer. Luego está el de 2020, con un parlamento tan fragmentado que cada uno va a solicitar 'lo suyo' para sacarlos adelante. De tal manera que la cuerda volverá a romperse por el lado más débil, por el cabo más frágil, en la creencia de que una provincia como la nuestra puede aguantar aún unos años más sin el preciado medio de transporte. Y es que la fecha de 2023, que ya dije hace muchos meses que era una quimera, ahora se convierte en un imposible. Incluso la previsión más benigna, 2025, se me antoja difícil de cumplir tal y como están las cosas. Ojalá me equivoque y mañana deba desdecirme de lo escrito. Lo haría con todo el gusto del mundo, porque los almerienses, los que habitamos en esta esquina de España, serían los beneficiados. Aquellos que llevan más de un siglo esperando un maná en forma de buenas comunicaciones que no llegan.

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