Punto de vista

José Ramón del Río

jdel35@hotmail.com

Aviso para viajeros

La cola de la compañía de alquiler de coches en el vestíbulo del aeropuerto era interminable

En el mes de agosto, cuando parece que todos los españoles se han bajado a las playas de Cádiz, en el lenguaje que usa la prensa del corazón, hago una breve escapada a Galicia, no para huir del calor, porque no hay mejor clima que el de Cádiz, sino para estar con algunos de mis nietos que allí veranean.

Este año un suceso me ha dejado un mal recuerdo. Resulta que había alquilado un vehículo a una empresa muy conocida y pagado por adelantado el importe. Al llegar al aeropuerto de Santiago recibí una llamada en mi teléfono móvil y mi interlocutora me preguntó si ya mi vuelo había llegado y le contesto afirmativamente. Cuando accedí al vestíbulo del aeropuerto, donde se encuentran las compañías que alquilan vehículos, observé que en la que me correspondía había una cola interminable a la que atendían dos empleadas, aparentemente muy agobiadas, y como me extrañó que en esa situación de agobio me hubiese llamado una voz femenina relajada, interesándose por mí, marqué el número que me había llamado, para preguntar si la cola que yo veía era la de la oficina con la que había contratado. Me aclaró que sí pero que debía dirigirme a la oficina contigua, en la que nadie esperaba. La empleada estaba sola y me aseguró que podía atenderme, aunque yo hubiera contratado con otra compañía y así lo hizo, con toda amabilidad y ante el dilema de tener que esperar algunas horas, después de un largo e incomodo viaje, (como corresponde al bajo coste de la compañía aérea), me decidí por contratar con ella. Que yo hubiera contratado y pagado el vehículo en otra compañía -que se lo aclaré expresamente- no era para ella ningún inconveniente.

Al día siguiente, llamé a la compañía originaria para dar a conocer la incidencia y tomaron nota y con escasa amabilidad me dijeron que hubiese debido esperar tanto como fuera necesario. De esta compañía, con la que contraté inicialmente he recibido otro cargo casi por el importe del alquiler, como penalidad, por no haber recogido el vehículo. Lo que sí he conseguido es que, como consecuencia de la reclamación que les formulé, abran una incidencia, le den un número y desde el 20 de agosto llevo esperando respuesta, porque mi teoría es que algún empleado infiel de esa compañía "vende datos a compañías rivales con menos clientes" y así lo expreso en mi reclamación. No doy los nombres de las compañías hasta no tener confirmación de lo realmente ocurrido, pero resulta extraño que mi viaje y el número de mi móvil sean de conocimiento público.

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