Ayudar o enfangar

Sobre el barro no había mucho tiempo para prestar atención a los que, desde sus casas, se limitaban a enfangar la situación

Cuando sucede un problema existen dos tipos de reacciones: o enfrentarlos y trabajar para resolverlos, o limitarse a hablar de esos problemas, quejarse amargamente e intentar trasladar el pesimismo a los que se han levantado a solucionarlos. Y ante los daños causados por la gota fría del pasado fin de semana, el Ayuntamiento se levantó para ayudar a todos los almerienses afectados en numerosos barrios, acompañando a los vecinos, coordinando las actuaciones y compartiendo con los habitantes de esas zonas los problemas provocados por la riada. Allí, sobre el barro, no había demasiado tiempo para prestar atención a los que, desde sus casas, se limitaban a enfangar la situación buscando el modo de conseguir réditos políticos entre la desgracia. Con independencia de eso, no hay que olvidar que el peor dato de esta gota fría fue la concatenación de fatídicas circunstancias que llevaron a la muerte a un vecino almeriense, hecho que a todos nos sumió en el dolor de lo irreparable, poniéndose inmediatamente el Ayuntamiento a disposición de su familia para cuantos trámites han sido necesarios en un momento muy duro, en donde sólo hay espacio para el pésame y el respaldo, tal como trasladé a todos ellos personalmente. Pero los problemas no se resuelven hablando. Después de una semana de trabajos iniciados sobre el barro en el primer minuto de las inundaciones, las zonas afectadas por las lluvias están recuperando la normalidad. Y lo hemos hecho gracias a la solidaridad y profesionalidad de mucha gente.. A todos ellos, de nuevo, muchas gracias. Estoy muy orgulloso de ser alcalde de una ciudad con unos lazos de solidaridad tan fuertes, que ha vuelto a demostrar que cuando los almerienses trabajamos juntos no tenemos techo ni límite. Y es que las dificultades definen de lo que estamos hechos: de ganas resolver o de ganas de enredar. Y yo siempre estaré con quienes resuelven; con quienes se arremangan; con quienes no tienen miedo a pisar el fango y echar una mano. Y no sólo eso: desde el Ayuntamiento ya hemos propuesto medidas fiscales para bonificar hasta en un 95% el impuesto sobre construcciones, instalaciones y obras para volver a levantar invernaderos y locales destruidos por el agua, porque no podemos permanecer ajenos a esta tragedia. Pero sí que estamos ajenos a la verborrea de los que, ante la calamidad, se limitan a mirar y a seguir enfangando las cosas para ver qué pueden sacar.

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