No lo era

Comencé a leer y aquello bien podía haber sido el inicio de un chiste... cuatro sindicalistas, cuatro religiosos, un gerente…

Comencé a leer y aquello bien podía haber sido el inicio de un chiste... cuatro sindicalistas, cuatro religiosos, un gerente… pero no, no lo era, era otro episodio de los, ya demasiado recurrentes, episodios de vacunaciones frente a Covid-19 vergonzosos. Concretamente, este cuenta cómo el gerente y otros directivos del hospital Santa Marina de Bilbao, junto a cuatro sindicalistas, cuatro religiosos, cuatro trabajadores de la cafetería de ese hospital, otros dos de una empresa de máquinas vending y dos más de otra de mensajería, se han vacunado en el turno reservado a personal sanitario y sociosanitario de primera línea y a residentes de residencias de personas mayores y de atención a grandes dependientes, y cómo la consejera de Salud del gobierno vasco ha tenido el descaro de apelar a una "descoordinación" en la labor de vacunación masiva. Sin duda, para premio al mejor casting. No obstante, corresponde decir que el gerente en cuestión ya no es gerente. Como también corresponde señalar que estos comportamientos tan sumamente egoístas no se están viendo sólo aquí. Así, por ejemplo, el diario Infobae del pasado día 26 dedicaba un artículo a la denuncia de irregularidades en la gestión de la vacunación en el hospital De la Raza, en México; "Vacuna al operativo, no al directivo", ha sido la consigna de una protesta del personal sanitario de ese centro.

¡Y cómo cuesta leer estas cosas y cuánto daño hacen!. Y cuesta porque generan rabia y dejan una sensación de debilidad. Rabia porque que un pillo se vacune antes de su tiempo supone no vacunar lo antes posible a un sanitario que lleva, prácticamente, un año exponiéndose a esta enfermedad de una manera muy intensa (pudiendo contar ya hasta con dos contagios) y que lo seguirá haciendo mientras lo necesitemos, o a una persona que se nos está yendo aislada en uno de esos páramos llamados residencias. Y debilidad porque que un cargo político, o un gestor de lo público, se vacune antes de su tiempo aprovechando que su trabajo le permite acceder, con autoridad, a la vacuna, nos hace débiles como sociedad, pues ese que nos traiciona es una de las personas que hemos elegido, o elegidas, para servirnos, velar por nuestros intereses y hacernos cada día más fuertes.

Y hacen daño porque, mientras nuestras conversaciones hablan de cansancio, miedo y desconcierto, la vida nos pide una valiente resistencia que es difícil de mantener escuchando a un jefe de UCI decir esto: "Hay unidades en las que aún no ha llegado la vacuna, y por otro lado, gente que no se tenía que haber vacunado y ya lo ha hecho; administrativos que no están con pacientes covid, algún sindicalista que no están con covid, y sin embargo hay servicios de oncohematología que no están vacunados ni tan siquiera con la primera dosis». (doctor José María Montón, hospital Obispo Polanco de Teruel, en el Periódico de Aragón).

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