El callejón del gato

No a todo

Hay situaciones que sobrepasan las diferencias que puedan haber entre los partidos de distinto signo

Si hacemos memoria, las bases del PP votaron en primera convocatoria a Soraya Sáez de Santamaría y Pablo Casado fue elegido presidente del partido en la segunda vuelta. Al contrario de lo que piensan algunos experimentados de la política activa, que se adjudican el derecho de llevar el control de los partidos, yo creo que son las bases las que votan sin ataduras a otros intereses que no sean elegir al que consideran el mejor candidato. Por eso, no soy partidario de que en los partidos políticos se celebre una segunda convocatoria, restringida a quienes votan con el ojo puesto en el candidato que más le conviene para sus intereses personales. No acostumbro a certificar sobre lo que no constato, pero creo que con Soraya Sáez de Santamaría, elegida por las bases, el PP habría hecho una oposición más constructiva para todos y, a la larga, más beneficiosa para su propio partido. Hay situaciones que sobrepasan las diferencias que puedan haber entre los partidos de distinto signo, donde predomina un interés común que requiere ponerse de acuerdo para combatirlas. Tuvimos un ejemplo claro en Cataluña cuando Pedro Sánchez, siendo secretario general del PSOE, pactó con Mariano Rajoy, presidente del Gobierno, la aplicación del art. 155 de la Constitución ante el intento de quiebra por parte de los secesionistas. El "no a todo" que practica Pablo Casado, cuyo discurso se reduce a la descalificación, hoy de una cosa y mañana de la contraria, y al insulto permanente, requiere pocos esfuerzos y aporta poco a la gobernabilidad del Estado. Cuando la economía europea se ha visto gravemente afectada por la pandemia, Bruselas propone un fondo de recuperación de 750000 millones de euros de los cuales España recibirá 140000 millones. El voto en contra de Pablo Casado al decreto de convalidación, cuya aprobación es obligada para recibir una subvención tan necesaria para afrontar la crisis económica, ha sido la gota que ha colmado el vaso, y me ha hecho pensar si con Soraya Sáez de Santamaría el PP hubiera llegado a una mezquindad semejante, por temor a que Pedro Sánchez se apunte el tanto de una negociación con Bruselas. En una situación por las que estamos atravesando por culpa de la pandemia, que no hace distinciones de banderas ni entiende de fronteras, no me imagino a Soraya Sáez de Santamaría haciendo una oposición al Gobierno reducida a los cuatro argumentarios chabacanos que se le ocurran al asesor de Génova para decir no a todo

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