Cuánto

Nunca el ser humano había recibido tal saturación de informaciones contradictoriasAún no podemos saber la intensidad de lo que nos espera a la vuelta de la normalidad

Mientras los días avanzan a un ritmo mayor que al que lo pueden hacer nuestras vidas. Mientras se están produciendo importantes cambios en la escena mundial cuya noticia queda diluida por el protagonismo de la pandemia. Mientras que estamos instalados en una unilateralidad dentro de la que China va imparable hacia la independencia económica, el pleno autoabastecimiento y la autosuficiencia energética, Rusia expande su influencia y sigue con su objetivo de ser la primera potencia militar, EEUU aguanta guardando todas sus fuerzas para su propia recuperación y la UE languidece sumida, ahora, en el despropósito de la vacuna de Astrazeneca y el ninguneo de quien un día tocó a su puerta pero hoy ya mira hacia otro lado, Turquía. Mientras somos el país con el peor pronóstico de recuperación de entre los que cuentan con las principales economías y nuestros datos son modificados a la baja una y otra vez. Mientras la tristeza, el estrés, el agotamiento y la depresión aumentan a lo largo y ancho del planeta. Mientras voces expertas en épocas convulsas y levantamientos sociales advierten que es muy posible que el fin de la pandemia sea el inicio de ello. Y mientras el futuro de nuestros jóvenes, esos para los que estamos aceptando, sin sonrojo alguno, que van a vivir peor que sus padres, se está tiñendo de un aterrador negro, porque tener un empleo va camino de salir del saco de los derechos para incorporarse al de la suerte, nuestra más alta política tiene entre sus miembros a alguien que, con ademanes de estar sentado cátedra, afirma que sólo un "cretino" (o lo que es lo mismo, según nuestra Real Academia de la Lengua, un estúpido o un necio) puede sentirse bien teniendo mucho trabajo. De premio a la empatía, a la humanidad y a la dignidad. De antología del cinismo. ¿Añadimos esta idea al ideario del movimiento 15M Señor Iglesias?; Que pena que ese movimiento social que generó una, tan necesaria, esperanza en un momento crítico de nuestra economía acabe ligado a frases tan lamentables, tan traidoras. Aún no podemos saber la intensidad de lo que nos espera a la vuelta de la normalidad; hay quien dice que esto va a ser comparable a la Gran Depresión de 1929, con grandes vencedores y tremendos perdedores, y quien afirma que la recuperación va a ser extraordinariamente rápida, pero creo que poca duda queda de que vienen tiempos difíciles para la mayoría del mundo y los tiempos difíciles son, precisamente y parafraseando la conocida advertencia, los que no pagan cretinos.

Cuánto se debió trabajar en este país, por ejemplo, tras esa horrible guerra civil que hoy, tantos cuya edad les impide tener la más remota idea de lo que tuvo que ser aquello, no dejan de mencionar sin pensar que, los que sí podrían hablarnos de ella, un día dejaron de hacerlo para librarlos de odiar. Cuánto...

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