Ellos somos todos

En el sector servicios y en la industria donde nuestros jóvenes no dejan de perder empleos

En el primer trimestre del año, España contaba con 3.481.400 jóvenes de entre 16 y 29 años activos en términos laborales. Y en el primer trimestre del año, de esos casi tres millones y medio de jóvenes activos, solo 2.429.100 estaban ocupados, cifra que supone una disminución del 2,18% respecto del trimestre anterior y del 9,03% respecto del primer trimestre del 2020, así como una tasa de paro juvenil situada ya en, la más que avergonzante, cifra del 30,23%, lo que implica un incremento de 5,05 puntos en relación con el primer trimestre del año pasado.

Y si nos vamos a cifras de empleo por sectores, ocurre que es en el sector servicios y en la industria donde nuestros jóvenes no dejan de perder empleos trimestre tras trimestre. Y si lo miramos desde la óptica de la calidad del empleo, vemos que, para nuestros jóvenes, la tasa de temporalidad se sitúa en el 52,08% y que el número de afortunados con contrato indefinido descendió un 7,97% respecto de hace doce meses y un 2,67% del trimestre anterior. (Datos obtenidos la Encuesta de Población Activa del primer trimestre del 2021)

Pero en las tribunas de este país poco se habla de esto.

Y hay más, y lo sabemos. Por ejemplo, el informe ministerial "Juventud en riesgo" de julio de 2020 ya vino a advertir que "las consecuencias de la incipiente crisis económica derivada de la COVID-19 comienzan a hacerse notar con especial virulencia entre la juventud española. Muchas (de las personas jóvenes) intensifican el abandono del mercado laboral que arrancó en 2008, con una tasa de actividad que desciende actualmente hasta el 47,9%. En todos los casos las cifras reflejan una pauta dual característica cíclica del sistema productivo español: las personas jóvenes, cuyos empleos son mayoritariamente temporales y precarios, son despedidas (o no renovadas) a bajo coste en épocas de crisis. Pero en este caso el impacto se avizora aún mayor si no se diseñan políticas específicas de consenso que puedan evitarlo."

Pero quien se acerque a las tribunas de este país para saber de esos consensos podrá acabar pensando que no se están buscando.

No se como nos juzgará la historia pero ningún mérito estamos haciendo para que sea, siquiera, educada al hacerlo.

Estamos dejando a nuestros jóvenes a su suerte, pues que su precaria situación no sea causa, objeto y fin de la mayoría de los discursos y actuaciones de lo público y lo político es hacerles exactamente eso, y, a partir de ahí, de esa desatención, seamos conscientes tanto de lo cínico que resultará hablarles de respeto, de justicia y de igualdad de oportunidades, esperarlos pacíficamente resignados y criticar que busquen refugio en el mundo que ofrece internet, como de lo inevitable de que esa suerte sea la de todos que, no siendo ellos, aún tampoco tenemos todo hecho, la de nuestros niños y la de los que están por llegar.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios