Alto y claro

José Antonio Carrizosa

jacarrizosa@grupojoly.com

De todo a nada

Los socialistas andaluces se han ganado a pulso lo que les ha pasado y quizás sea Espadas el menos culpable

De todos los portavoces que hoy se van a subir a la tribuna del Parlamento de Andalucía para dar la réplica al exultante discurso que pronunció ayer Juanma Moreno, el que tiene por delante una legislatura más complicada es Juan Espadas. A él le va a tocar liderar la oposición que no tiene ninguna capacidad para bloquear nada que llegue del Gobierno y al que sólo le va a quedar el recurso de hacer ruido e intentar llamar mucho la atención. Pero, según como están las cosas, quizás este sea el problema que menos ocupe ahora la cabeza del que fuera alcalde de Sevilla con garantías muy amplias de reelección en 2023. Lo peor es que dirige una fuerza política que en apenas cuatro años ha pasado de ser hegemónica, el partido que se confundía con el paisaje, a ser completamente prescindible; de controlar todos los resortes del poder en la región más poblada de España a no manejar ninguno. Al PSOE nadie lo echa de menos después de cuatro años de gobierno de derechas y va a arrancar otros cuatro años en los que esa derecha podrá aplicar su programa sin cortapisas.

Ese es el panorama al que se enfrenta hoy Juan Espadas cuando suba al atril del Hospital de las Cinco Llagas. Y quizás la paradoja más sangrante sea que él es el que tiene menos culpa de la situación que va a tener que administrar. Los socialistas andaluces se han ganado a pulso lo que les ha pasado. Las peleas a cara de perro, la pérdida de señas de identidad y la gestión caótica de su última legislatura no pasaron desapercibidas. Y Luego, lo que les llegaba de fuera: Pedro Sánchez le dio media campaña hecha a Juanma Moreno con sus alianzas, que nadie fuera de la Moncloa es capaz de comprender y con su política que cada día se hace más antipática.

Lo que ocurrió en Andalucía en junio es la avanzadilla de un cambio de ciclo nacional que se puede apreciar tanto en la encuesta del CIS que se conoció el martes como en la de Dym que hoy publica este periódico. Y esa es la realidad con la que va a tener que lidiar Juan Espadas, que ha visto como su partido ha pasado de todo a nada. Por si esto fuera poco, dentro de menos de un año va tener que luchar lo indecible para mantener siquiera parte del poder municipal que todavía conserva ante un PP que va a salir a por todas para completar su estructura de poder en Andalucía. Juan Espadas empieza hoy una andadura complicada. Pero lo sabía cuando asumió el reto.

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