Metafóricamente hablando

Allí también estuvimos nosotras

A veces se preguntaba si el lenguaje creaba lo nombrado, o era al contrario: el objeto existía antes y después se le ponía nombre

Aveces se preguntaba si el lenguaje creaba lo nombrado, o era al contrario: el objeto existía antes y después se le ponía nombre. La respuesta era obvia, las cosas existen o se intuyen primero, y después se les nombra. Nunca se había planteado algunos temas, por el simple hecho de que siempre habían sido así, y acabamos encontrando normal aquello que se repite de la misma forma, una y otra vez. Leyendo el último libro que había devorado con deleite, cayó en la cuenta de algo en lo que nunca antes había reparado. La obra tenía como objeto el estudio de la evolución de las especies, y hasta ahí, todo correcto, pero…. A tenor de lo leído, podría pensarse que en el subconsciente de los científicos, la especie humana podría no ser producto de ese proceso evolutivo que se pregonaba, ya que se encadenaba un homínido tras otro, sin una mención, ni siquiera indiciaria, a la existencia de las hembras que los debieron de parir. Quizá fuese porque tras la pátina de la ciencia, los autores, como a ella misma le ocurrió, seguían presos del lenguaje en el que se habían educado, y ello se deducía de la forma en la que no se compadecían los resultados de sus investigaciones con la forma de exponerlos. Bien podría pensarse, que en lugar de defender la teoría de la evolución, como se adelantaba en sus entrevistas y conclusiones, publicadas en revistas especializadas, lo que venían a defender era la de la creación, ya que el hombre de Neanderthal o el Homo Sapiens, por poner un ejemplo, eran siempre del género masculino. Las hembras no se nombraban en este relato científico masculinizado, por lo que podría parecer que estas especies de las que desciende la nuestra, fueran obra de un creador y no concebidas en el vientre de una hembra, y que este, compadecido por la soledad masculina, creó a la mujer para su compañía y solaz. La verdad es que esta teoría cerraría el círculo, la religión y la ciencia dándose la mano. O más bien, la clave está en el lenguaje? La cuestión a dilucidar, no es si fue antes el huevo o la gallina, si no en el lenguaje que se utiliza para transmitir el conocimiento. Igual que se hace con los huracanes, podría haberse hecho con las especies: si uno fue Charly, el siguiente es Susan. Porque, pensándolo bien, en tantos libros como había leído, casi nunca pudo saber cuál había sido la aportación de las hembras al desarrollo de esas comunidades primitivas, cómo se enfrentaban estas a las enfermedades de la tribu, a la maternidad, cuál había sido su aportación a la vida de la comunidad, su papel en la religiosidad, en el arte o en la magia…, en definitiva: qué nombre le damos a la propietaria de esas manos femeninas que se plasmaron en las cuevas prehistóricas?.

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