La semana pasada nos enteramos de que un francotirador fue detenido porque pretendía atentar contra el Presidente del Gobierno. Así lo había manifestado en sus mensajes de WatsApp, como por ejemplo, "ya me gustaría tenerlo un día en el punto de mira". Y material no le faltaba a Manuel Murillo, que así se llama el sujeto, para cumplir su palabra ya que en su domicilio descubrieron que guardaba un arsenal de armas muy nutrido. Algunos tertulianos de esos que no se dedican a un debate político serio, cuestionando con argumentos cualquier gestión con la que no estén de acuerdo, sino a insultar a sus adversarios con la frivolidad que se estila en la telebasura, aprovecharon la noticia para pasar un rato divertido. Supongo que si fue detenido sería porque había pruebas suficientes para pensar que sus intenciones iban encaminadas a cumplir con lo que manifestaba en sus mensajes. En lugar de tomarse el asunto a broma, no estaría de más que se echara un vistazo al panorama y se pusiera freno a la agresividad que se ha instalado en el ambiente. Pero hay determinados foros que se han convertido en un vertedero de basura. Empezando por esos líderes políticos que, en lugar de convencernos exponiendo sus propios méritos, piden nuestro voto mostrando las miserias del contrario. Con esos mensajes, siempre negativos, no tiene nada de extraño que muchos fanáticos se suban al carro e inunden las redes con toda clase de improperios. Lo de matar a Pedro Sánchez no es la única vez que, como quien no quiere la cosa, se ha manifestado en las redes por algún fanático, en muchos casos, sin dar la cara. El anonimato es propicio para que muchos salvajes se desahoguen lanzando las mayores barbaridades en facebook que, con frecuencia, son compartidas por almas baladíes con nombre y apellido que se suben al carro sin darle la menor importancia. Y pasa que, con relativa frecuencia, te sorprenden personas, a las que considerabas respetuosas y pacíficas, exponiendo en su muro publicaciones con un contenido propio de la mafia siciliana. La mayoría tenemos amigos y familiares que piensan de diferente manera y lo normal, por lo menos en mi caso, es el respeto mutuo cuando expresamos nuestras opiniones sin levantar la voz. Pero las descalificaciones de los políticos más agresivos, las algaradas de los tertulianos más pendencieros y las provocaciones sin control que circulan por las redes alimentan bajas pasiones que pueden ser peligrosas.
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