La tapia del manicomio

Balsa de aceite

Se han visto defraudadas las expectativas de tantos cronistas deportivos, que estaban con el pañal pegado al culo

Amucha gente le ha sorprendido la tranquilidad absoluta que ha imperado en el Mundial de Fútbol de Rusia: ni el más mínimo altercado, ni un borracho dentro ni fuera de los campos, ni un hincha ruso agitando, no ya un palo, vamos, ni una banderita. Se han visto defraudadas las expectativas de tantos cronistas deportivos, que estaban con el pañal pegado al culo, porque pensaban en las barrabasadas de las hordas cosacas en los campos de fútbol de Europa. A nosotros, en cambio, conociendo a Putin, no nos ha extrañado lo más mínimo. Porque la situación nos recuerda lo que pasó en la España de Franco en 1942: uno de tantos días, la embajada británica estaba rodeada de manifestantes, falangistas y allegados, gritando ¡Gibraltar español! y ¡Muera la pérfida Albión!. El ministro Serrano Súñer, mano derecha y cuñadísimo de Franco, llamó al embajador, Sir Samuel Hoare, para ofrecerle el envío de más policías para proteger la embajada. El flemático -se supone- sir respondió: "no quiero que me mande más policía, prefiero que me mande menos manifestantes".

Pues algo así ha sucedido durante el mes que ha durado el susodicho campeonato. Cada vez que un equipo ruso juega en un campo europeo, las hordas exsoviéticas arrasan con todo lo que pillan. La policía inglesa, francesa o española, a pesar de no ser ningunos angelitos, no son capaces de poner un mínimo orden. Los heridos son abundantes, hasta algún muerto de vez en cuando, las calles quedan como los Campos Cataláunicos tras el paso de las hordas de Teodorico, que por cierto venían del territorio de la actual Rusia. (Nota al margen: esos campos no tienen nada que ver con Cataluña a pesar del nombre; estaban al norte de Francia, más o menos donde ahora hacen el champagne, no el cava).

Y ahora la santa Rusia ha sido una balsa de aceite. Lo más probable es que las referidas hordas de hinchas fanáticos hayan estado bien controladas por la NKVD, KGB o como se llame ahora. Una conclusión evidente de este supuesto es que cuando vienen a Europa a pelearse con hinchas contrarios y de paso a joder lo más posible a las naciones "amigas", es porque están directamente enviados por los mismos que los han tenido controlados este mes y pico, o sea, por Putin que es el Franco de la actual Rusia.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios