Utopías posibles

Banca, justicia y educación

La indiferencia equivale a "dejar las cosas como están". En el tema que nos ocupa, implica que ganen los bancos

Hay temas sobre los que es imposible ser indiferente, y lo sucedido respecto a la sentencia del tribunal supremo que da la razón a las entidades bancarias, es uno de esos temas. La indiferencia equivale a "dejar las cosas como están". En el tema que nos ocupa, implica que ganen los bancos.

Existen tradicionalmente dos posturas respecto a lo que es y lo que debe ser la educación. Una de ellas son las llamadas "teorías de la reproducción", según las cuales la escuela ante todo se limita a reproducir los esquemas de la sociedad. Según estos teóricos, nada puede hacer la escuela para salvar las diferencias sociales, hacer que las personas mejoren sus vidas, o mejorar la sociedad. En el otro extremo, las "teorías de la transformación" consideran que la educación es la mejor manera para mejorar las cosas y la mejor oportunidad (para muchas personas la única) de cambiar sus propias vidas. Sucede que la realidad social, los medios de comunicación, Internet y las familias (entre otras muchas cosas) educan mucho más y mejor que la escuela. Y entonces, cabe plantearse ¿qué clase de educación debemos dar ante lo sucedido?

¿Qué vamos a contar ahora a nuestro alumnado de educación cívica, valores éticos o ciudadanía? ¿qué sentido de la justicia podemos promover? Además de contenidos concretos relacionados con este tema (propios, sobre todo, de asignaturas humanísticas) hay mil situaciones cotidianas en las que la justicia aparece de manera transversal: desde la propia evaluación, la distribución de personas en el aula, la manera de relacionarnos, las pequeñas y grandes decisiones que tomamos constantemente, la manera de gestionar la convivencia… A raíz de lo sucedido, estamos diciendo a los jóvenes que al final, gana el poder, y no la justicia. Cualquier medida justa puede ser pisoteada en cualquier momento por los poderosos. La sensación de inutilidad e indefensión es enorme.

Si creemos que las cosas pueden cambiar, que hay que dejar el mundo aunque solo sea un poco mejor que lo encontramos, educar significa también rebelarse frente a las injusticias, educar para la indignación, para que los futuros ciudadanos y ciudadanas (que ya lo son, cuando están en el aula) sepan defender sus derechos. Si, por el contrario, consideramos que lo importante es solamente dar el tema 2, 3 y 4 del libro de ciencias naturales, también hemos optado. Ganan los bancos, el poder, los de siempre.

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