Las banderas están consideradas insignias que despiertan los sentimientos íntimos y promueven una gran unidad de camaradería. En nuestra España es un símbolo más de soberanía, independencia e integridad de la patria; con lo cual, cualquier ultraje u ofensa, tanto a la bandera española, como las que representan las comunidades autónomas, no podría suponer solo una sanción, sino también la pena de prisión de seis a doce meses. En realidad no se agrede a un simple objeto, sino a todo un colectivo que siente la ofensa emocional patriótica; sin embargo, tengo mis dudas de que este conjunto de ideas este dedicado al servicio de engrandecer la patria, porque más bien en la actualidad, las banderas, además de lo dicho, acompañan eventos que se dotan de la pomposidad de cuanto mayor sea el número de estandartes, mayor será la posición política y social de aquellos personajes que intervienen; todo este boato pudimos observarlo en el encuentro del presidente del gobierno Pedro Sánchez y la presidenta de la Comunidad de Madrid Isabel Ayuso, por cierto, un encuentro frio, que se distinguió por la falta de comunicación entre los dos ponentes, buscar acuerdos y cotejar ideas que no se interpretaran por encima del hombro; sobre todo ante problemas como los que engrosan la lista de fallecidos; pero todo esto, creo que es producto de lo que decía el filósofo Ortega y Gasset: " La ignorancia dispara nuestra propia venganza". No es menos pintoresco, el caso de Quin Torra, inhabilitado por el Tribunal Superior de Justicia de Cataluña por colocar sobre el balcón del Palau de la Generalitat lazos amarillos y una bandera de la Unión Europea en homenaje a Oriol Junqueras, reconociéndole inmunidad en el momento que fue electo. Las banderas siempre se han levantado en nombre del pueblo y de las inquietudes de este, acompañando acontecimientos que emergían en su honor y patriotismo; pienso que ahora se utiliza como arma arrojadiza para enfrentamientos, como un tótem representativo de superioridad y sobre todo como señal de independentismo y secesionismo de ciertos pueblos. La bandera no se reduce a significados cuantitativos y geográficos como es el de pueblo, ni a una posición solo sentimental como la de patria. Recubre una sociedad dinámica y cultural de naciones y nacionalidades dotadas de una conciencia clara y autonómica con lazos de solidaridad condenadas a entenderse bajo el manto de una bandera.

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