Palmas y Pitos

Barómetro instantáneoLos delegados de la Junta en retirada

La naturaleza aborrece el vacío. Es el horror vacui. Por eso el aire pesa y ocupa sitio. Tal es la presión atmosférica. Los barómetros se hicieron para medirla. Y el ingenio popular se las vale para preferir una convección natural a la exacta medida de la presión del aire con el mercurio. De ahí que las pesquisas de Torricelli, Pascal o Descartes, ante la antigua creencia de que el aire no pesaba, partieran del miedo al vacío, cuando el aire, por su naturaleza, tendía a elevarse y los líquidos, como el mercurio, ascendían en las bombas o los tubos, si aquella faltaba, para llenar el vacío. Aunque nunca ocupaban todo el espacio porque el aire hacía presión, estaba. Tanto que la mayor presión atmosférica, medida por los barómetros, viene con el buen tiempo -siempre relativo- de los anticiclones, sin nubes y estable. Mientras que las bajas presiones son propensas a la brusquedad de los cambios meteorológicos, los vientos fuertes y las lluvias intensas. Sin embargo, para advertir tal estado atmosférico no hacen falta los milímetros o los milibares del barómetro, sino la cola de un asno afectada por los meteoros. Así de instantáneo y real, sin la incertidumbre de los pronósticos y nada de miedo al vacío. / Antonio Montero Alcaide

Sin conocer qué puede suceder en las próximas semanas, los delegados de la Junta ya están en retirada. Intuyen lo que se avecina y suspenden todo contacto con los medios de comunicación. No va a ser fácil para ninguno de ellos.

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