¡Bendita seas Esperanza!

Santa Lucía, "la que lleva la luz", que tanta falta nos hace en nuestra quijotesca España para que prevalezca la tolerancia

Hoy lunes, 14 de diciembre, festividad litúrgica del gran místico español San Juan de la Cruz, quien cantó desde el alma la espiritual visión del Pan de la vida eterna, reviviendo con genuflexión ante el Sagrario la belleza del Verbo en un corazón ardiente, el gran Misterio de la Eucaristía y el amor a Dios: En mí yo no vivo ya/y sin Dios vivir no puedo/pues sin Él y sin mí quedo/éste vivir qué será. No quiero dejar de recordar, que ayer fue el día de Santa Lucía, "la que lleva la luz", que tanta falta nos hace en nuestra quijotesca España para que prevalezca la tolerancia y el consenso frente a la confrontación política. Con este profundo misticismo, la bella espiritualidad y la honda tristeza en sendas imágenes sagradas dolorosas bajo palio de nuestras cofradías penitenciales, Nuestra Señora, María Santísima del Amor y la Esperanza con sede canónica en la S. y A. I. Catedral de la Encarnación, en el corazón de la vetusta y señera Almería, y María Santísima de la Esperanza Macarena desde la iglesia parroquial de San Idelfonso del Barrio de San Blas, junto al coso taurino de la Avenida de Vílchez, celebrarán con solemnidad barroca, este viernes 18 de diciembre, el único camino cristiano esperanzador que nos acercará con luz a la fe y la caridad. Tras un año complicado, en el que se ha puesto de manifiesto la fragilidad del género humano, como decía el poema, dejadme que venga y vaya, dejadme que vaya y venga, en esta indaliana ciudad luminosa, ente el celeste mar mediterráneo y el crepúsculo del desierto, antes de la celebración católica de la Misa del Gallo que anunciará la Santa Navidad, nuestro espíritu estará guiado por la Madre de Dios, la Virgen Santísima de la Esperanza en sus misterios dolorosos y ánimas benditas del purgatorio, que estará presente en nuestros templos, los del centro y la periferia, en nuestras esquinas de plazas y calles, en nuestros contritos corazones. Este viernes, cuando la vida nos ha dado la espalda, cuando todo parecía perdido, sentimientos acumulados de todo este difícil año será un dulce encuentro con la aureola afligida, en la que echaremos de menos a los ausentes, cuyas almas prendidas por el amor a la fe marcharon a la vida eterna a los sones del compás de una sinfonía silenciosa, y solo la concepcionista y macarena esperanza en la Madre celestial podrá mantenernos, entre suspiros, a flote para seguir arrimando con fortaleza espiritual, día a día, paso a paso, el hombro con pasión

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