¿Biblioteca José maría Artero?

Hay varios candidatos en liza y mi impresión es que todos ofrecen méritos para dignificar un centro tan simbólico

Hasta el 25 de agosto, se puede votar en la APP, Almería Participa, el nombre de la nueva biblioteca erigida sobre el anterior Cuartel de la Policía Local. Hay varios candidatos en liza y mi impresión es que todos ofrecen méritos propios para dignificar un centro tan simbólico, y acaso hoy tan decadente, como es una biblioteca. Aunque a la vez vea muy dispares los méritos sociales que adornan a unos y otros. Avisaré antes de seguir con el asunto, que parto de una grave rémora emocional, porque ni quiero ni difícilmente sabría mantener apariencia de objetividad, cuando a José Mª Artero, con su desgarbados andares y sus sonrisas elocuentes, me unen cándidos afectos de infancia y de ajetreos estéticos juveniles, durante los que me trajo desde Granada, por donde andaba yo entonces, en los setenta, dirigiendo el Grupo de Teatro de la Universidad, para que le revelara a la Tertulia Indaliana, las inquietudes de mi generación. No obstante, procuraré alzarme sobre la subjetividad confesada, razonando aquí qué me inclinó finalmente a votar que fuera la nombradía de Artero, la que distinguiera esa biblioteca. Y por qué creo que la comparativa de su implicación y servicio a la sociedad almeriense, no aguanta parangón con el resto de candidatos, analizada desde una dimensión social que advierta el denuedo personal con el que se involucró en el desarrollo cívico y el progreso cultural de Almería. O su infatigable ahínco por rescatar los valores tradicionales de esta tierra, impulsando todas las artes bibliográficas, a través de la Editorial y la Librería Cajal, la Feria del Libro, o el Ateneo y la asociación de fotógrafos AFAL. Alentando a nuestros escritores marginados, aleando a los pintores indalianos e incitando con su entusiasmo contagioso a la superación de los atávicos complejos de esta esquina peninsular arrinconada y deprimida, en la explicación de sus expresiones ancestrales. Hasta en la recopilación de los juegos y canciones infantiles de sus calles. Ahí, en ese terreno de saludable agitación pública, José Mª Artero, fue un revulsivo intelectual, ya como profesor de tantas generaciones de almerienses, ya como mentor de tantos artistas de dentro y fuera de nuestra provincia. Un esbozo reflexivo que ofrezco, sobre su magisterio, más allá de mi admiración personal a su talante y talento ejemplares, que justificaría, creo, que su recuerdo se vincule a una Biblioteca de todos.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios